El diario ilustrado de uno de los piratas más temidos del Caribe.
Cuando sacó hace ya algún tiempo el primer juego de la saga de Assassin's Creed creímos que sería un juego más entre el montón, uno de tantos que se diluyen entre la masa ingente de novedades cargadas de nuevas tecnologías que nos hacen replantear la necesidad de comprar una nueva consola o, en mi caso, un nuevo PC.
En aquellos años en los que me quedaba alucinada con el sonido de los cascos del caballo en la gravilla del camino, o con el realismo que desprendían los edificios de las ciudades que visitaba –como Acre, Jerusalén o Damasco–, nunca podría llegar a imaginar que terminaría dirigiendo una fragata, surcando los siete mares y conociendo a personalidades tan famosas del mundo de la piratería como Anne Bonny, Mary Read, Charles Vane, Benjamin Hornigold, Jack Rackam –alias Rackam el rojo– e incluso al mismísimo Edward Thatch, más célebremente conocido como Barbanegra.
Por eso, cuando Timun Mas ha lanzado este año Barbanegra: El diario perdido supe que me haría con él, no solo por el tipo de edición en tapa dura con los motivos del juego de Assassin's Creed IV: Black Flag –y porque el juego tenga un DLC especialmente dedicado a Barbanegra–, sino porque su interior es en gran parte interactivo: hay recortables que podemos retirar para leer lo que hay debajo, alguna que otra página sobre las normas que hay que guardar cuando se es parte de la tripulación de Thatch, una patente de corso y algunos planos para que veamos como está construido el Queen Anne's Revenge. Hay también distintos apartados que nos muestran las técnicas necesarias para enfrentarse a barcos tan grandes como el de Barbanegra o más, gracias a una serie de esquemas donde se nos enseña la munición a utilizar, cómo aprovecharse de la dirección del viento y, cómo no, una gran cantidad de mapas tanto en color como en sepia, para indicarnos calas e islas donde podernos refugiar para evadir un combate o poner a punto nuestro navío. Uno de los detalles que más me han gustado es faltan algunas páginas –seguramente porque el mismo Thatch no quería que esa información cayese en malas manos– y disfrutaréis de lo lindo con un cartel enorme emitido por el gobernador William Keith de Pensilvania donde se ordena a toda la flota de la marina real la captura de Barbanegra.
He de admitir que inicialmente pensé que no podría leer el libro si no me había pasado antes el juego Assassin's Creed IV: Black Flag, pero ahora que lo he hecho bien puedo decir sin problemas que en realidad el libro habla solo de pasada de Edward Kenway, el protagonista de la penúltima entrega de la saga. En ningún momento se nos revelará información trascendente sobre la trama ni sobre ningún acontecimiento que ocurra fuera del Animus –esa máquina que sirve para acceder al ADN del usuario y poder cambiar cosas en el pasado mediante el control de su antepasado–. Por lo que para aquellos a los que os encanten este tipo de ediciones, estad tranquilos: lo podréis disfrutar en todo su esplendor sin temor a desvelar nada de la trama principal del juego.
ASSASSIN'S CREED IV: BLACK FLAG. BARBANEGRA: EL DIARIO PERDIDO
Christie Golden y Ubisoft
Timun Mas
166 págs. 29,95 €
Como conclusión, me gustaría pediros que no os toméis El diario perdido de Barbanegra como uno de esos libros que se ojean desde cualquier punto, sin tomárnoslo en serio y pensando que «al fin y al cabo sólo es un conjunto de recortables graciosos que poder enseñarle a los más peques de la casa». La intención de la gente de Ubisoft no ha sido esa, porque la narración de Thatch durante todo el libro es realmente intensa. Nos muestra mil detalles de la época dorada de la piratería más propio de un libro de texto que no de un libro destinado al ocio. Una verdadera gozada para todos aquellos que aún hoy en día sepan apasionarse por leer sobre mitos y leyendas, aventuras en tierras incognoscibles y que busquen ponerse en la piel de un pirata que busca gloria y fortuna a las órdenes del mismísimo Barbanegra. ¿Savvy?
Barbanegra: El diario perdido en fotos
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.