Escrita por el mundialmente afamado Gene Wolfe, esta novela nos transporta literalmente a la época dorada de la piratería en el mar del Caribe y en las costas de Sudamérica. Si bien el autor ha sido más elogiado por sus obras de ciencia-ficción y fantasía, acaudalando varios premios Locus, Nebula, British Fantasy, entre otros, relacionados con los libros de Urth, resulta extraña esta incursión en el ámbito de la novela histórica de piratas, aunque ya haya tenido escarceos en algún que otro terreno histórico diferente.
Como todo buen texto histórico de piratas que se precie, en Confesiones de un Pirata se hace mucho uso de la jerga marinera y vocabulario específico al más puro estilo William Hope Hodgson o Patrick O’Brien, pero sin llegar a apabullar como pueden hacerlo otros autores, puesto que hablamos de un libro de trescientas páginas y de carácter autoconclusivo. Es una novela de ritmo ágil donde, salvo algún que otro momento hacia la mitad de la misma, apenas decae la lectura. Aunque hay muy poca descripción del entorno, ante todo nos llamará la atención el tiempo verbal empleado en la realización de la misma, la primera persona, dándonos una mayor impresión de cercanía y que nos hará partícipes de esa extraña aventura que vive Christopher (llamado también Crisóforo), el protagonista de esta historia, que a modo de diario personal nos cuenta una parte de su vida en la que fue pirata, un cualquiera al principio, pero que con el tiempo llega a convertirse en capitán, escuchándose su nombre a lo largo y ancho de todo el mar Caribe. Es por tanto esta manera de narrarnos la historia algo novedoso y que produce cercanía, puesto que Chris nos cuenta sentimientos humanos ante todo y nos relata sus vivencias de la forma más verídica posible, con interrupciones y saltos temporales de manera natural, como si realmente estuviéramos leyendo una carta personal. Lo más curioso de todo es que Christopher es un cura católico residente en Cuba, de ahí que la confesión del diario a un hombre que escuchó toda su historia nos resulte más interesante por esa dualidad paralela entre la vida de pecado, en este caso la piratería y el pillaje, y la santidad, puesta en duda en realidad, como se irá viendo a lo largo de la novela.
Como bien se ha dicho anteriormente, no faltan las alusiones a toda la parafernalia de lo que está compuesto un barco, barcaza o galeón, sus cañones de libras variadas, sus palos, sus foques, su tripulación, sus dependencias, y como tal, tampoco escasean las alusiones a hechos históricos en los que se vieron envueltos muchos de los piratas y corsarios famosos de la época, como Kidd, Calico Jack, Anne Bonney, Henry Morgan o Sir Francis Drake… Aparte de hacer un buen recorrido por lugares de interés en la geografía caribeña por la que han pasado todos ellos alguna que otra vez, como la isla de Tortuga, Port Royal o La Española. Sin ir más lejos, nuestro protagonista y narrador de esta historia pasa la mayor parte del tiempo en alguna de ellas, conociendo las culturas, la vida que allí se vive, y contándonos de primera mano cómo están organizadas en cuanto a población, naturaleza o fortalezas se refiere. Pero lo más curioso de todo son los detalles que el narrador nos da sobre ciertos medios de información actuales como puede ser internet o las películas relacionadas que tan gustosamente vemos. Dado que el protagonista procede del siglo XX, son varias las ocasiones en las que menciona el equivocado enfoque con el que Hollywood plantea sus películas sobre el medio de vida real de los piratas, así como sus costumbres, cosa que en las películas aparece totalmente trastocado. Y, ni qué decir tiene, que los combates a punta de espada o pistola, así como los abordajes en los que se ven envueltos los protagonistas, también sufren este “choque” de realidad, siendo más crudos y breves que los que podemos apreciar en todos los clichés de las novelas de capa y espada o en las famosas películas actuales de piratas que tan de moda se han puesto últimamente, donde los duelos se coreografían hasta el extremo y donde no parece haber un peligro real. Es todo puro espectáculo. Pero los hombres mueren, unos de manera honorable, otros de una forma que no se le desea a nadie, pero así son las cosas cuando se trata de una cuestión de supervivencia en tiempos turbulentos. Por tanto, si juntamos esta aproximación a nuestro modo de vida actual con las oportunas menciones de gente santa (no olvidemos la procedencia del ficticio autor del texto) y la cruda violencia (escasa, no confiéis en que haya terribles festivales de hemoglobina) este contraste nos resulta curioso y extraño a la vez, dando a la novela una sensación de frescura difícil de encontrar en otras del mismo género. Pero no nos olvidemos tampoco de ciertos temas que se tocan, más bien de pasada puesto que la novela se centra, entre otras cosas, en la relación entre los distintos personajes (Novia, el capitán Burt, Lesage, los indios, el padre Phil…). Hablo del comunismo patente en Cuba durante el siglo veinte y las repercusiones que este podría tener, así como las acusaciones de pederastia a las que se ven sometidos los curas de la época (y con razón). Pero como digo, son temas que se tocan de pasada un par de veces y no vuelven a aparecer en el texto.
Pero aunque no todo es bueno en la novela, ya que si bien capta nuestro interés por la cercanía de la narración y porque la terminaremos de un tirón si es de nuestro agrado, se antojan ciertos momentos confusos que nos hará repasar mentalmente las circunstancias del momento más de una vez, aparte de que la paradoja temporal que es el eje de la novela resulta algo forzada. Y digo paradoja temporal porque desde el principio, Chris se ve transportado de pronto en cuerpo y alma a la época de los piratas, sin previo aviso, y no tendremos segura la certeza de si dicho recurso es una excusa idónea para que el autor (Gene Wolfe esta vez, sí) nos cuente una historia de piratería a su antojo, o es que realmente ese juego de tiempos y de épocas es una especie de metáfora que trata de decirnos algo. Como digo, el lector estará más que confuso durante toda la novela, seguramente un hecho intencionado, pendiente de ese clímax que lo aclare todo (aunque hay nociones una y otra vez durante la novela), y una vez llega… Bueno, lo mejor es que lo leáis. Yo ya he sacado mis propias conclusiones, seguramente poco acertadas, me lo veo venir, y lo mejor es que cada uno saque en claro lo que más le venga conveniente una vez finalizada la lectura. ¿Quién quiere apostar?
Colección/Serie: Independiente
Título Original: Pirate Freedom / Editorial: La Factoría de Ideas. / Formato: Rústica con solapas, 320 pág. / Año: 2009. / Precio: 20,95 euros. / Traducción: Almudena Romay Cousido.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.