Título original: Ultimates 2 1-6 y Annual 1 USA.
Guión: Mark Millar.
Dibujo: Bryan Hitch, Steve Dillon (sólo el anual).
Color: Laura Martin, Paul Mounts.
Edición: 200 págs, color. Panini Cómics, "Coleccionable Ultimate", marzo 2013.
Precio: 9,99 € (tapa dura).
Traducción: Santiago García.
Temática: Superhéroes, ciencia ficción.
Correlación: Tercer volumen de los Ultimates.
El escocés lo ha vuelto a hacer. Me ha tenido enganchado a este tercer volumen protagonizado por los Ultimates como quien comienza a comer un merengue y no puede parar, como quien degusta un buen filete sazonado y preparado a su gusto que ha alcanzado el sumun de la perfección. Dioses y monstruos define demasiado bien lo que siempre he pensado de esta serie que desde 2002 continúa sembrando opiniones en el cosmos de las reseñas de internet, los círculos sociales y el mundo editorial. Watchmen ha recorrido en DC un camino parecido a lo que ha hecho The Ultimates en Marvel. Podríamos decir que la historia escrita por Mark Millar y dibujada por el británico Bryan Hitch es a los superhéroes modernos lo que George R. R. Martin, Joe Abercrombie o Andrzej Sapkowski ha sido a la fantasía épica –el motivo de esta comparación es porque estamos en una página que habla principalmente de literatura fantástica, y hay que barrer para casa, me comprenderéis–. Es decir, han renovado la manera de escribir los diálogos, ahora son más descarnados, más directos, tienes una sensación de que asistes a una diatriba dialéctica entre personajes, un tira y afloja en el que ganará el más diestro con las palabras. Eso ocurre en The Ultimates, donde ha sido una de las pocas veces en que literalmente me he bebido los diálogos, los intercambios y las pullas de los personajes –lo mismo que en los anteriores volúmenes de la colección, Vengadores y Seguridad nacional–. En el plano puramente de acción o "mamporros", por decirlo de alguna manera, ocurre tres partes de lo mismo, y es que al igual que los escritores de literatura fantástica antes mencionados, da la casualidad de que en The Ultimates se tiene esa sensación de que la violencia puede estallar en cualquier momento, y que cuando eso ocurra las consecuencias pueden resultar impredecibles, como si el escritor responsable de ella no tuviera pleno control sobre los actos de los personajes. Es visceral, el grado de brutalidad está medido sin que llegue a parecer grosero, y el regusto que nos deja es el de que estamos ante algo grande, se nos graba en la retina y recordaremos esos momentos aunque leamos quinientas historias más sobre lo mismo.
La construcción de personajes de Millar en "The Ultimates" no es nada despreciable, ha sustraído lo básico de los superhéroes Marvel de antaño –de Los Vengadores, sí– como Iron Man, el Capitán América, Ojo de Halcón, Hank Pym, Hulk, Thor o la Avispa, por citar unos cuantos de los más importantes, y les ha dado un toque especial, más moderno, humanizando sus defectos y virtudes, sin perder su esencia y desglosándolos hasta el punto de cocción en el que un superhombre –o supermujer– podría realmente comportarse de esa manera, ser consciente de sus superiores habilidades como Homo superior y destacarse del resto de los mortales. Porque la fama de estos Ultimates es bien conocida, y odiada, en el mundo entero, son un recurso para la prensa amarilla y una fuente recurrente para la televisión; se retrata la manera en que su popularidad afecta al mundo, de la misma manera en que lo hizo Watchmen. Este papel como héroe de acción de una película cara de efectos especiales –¿creéis que Joss Whedon no habrá tenido problemas en alcanzar el despliegue pirotécnico de los cómics de los Ultimates?– te pone en la tesitura de enfrentarte a problemas con los que nadie más lidiaría, pero si encima sales airoso de la situación, mejor que mejor.
El Capitán América se convierte aquí en uno de los personajes centrales del reparto, porque lo sabe, es consciente de que de él depende el hecho de que muchas cosas salgan bien o mal; es el que más frases lapidarias suelta en el momento apropiado, y con el que más he llegado a empatizar –no es tanto el mojigato conservador de los años cuarenta como una reliquia de otra época que trata de adaptarse al mundo actual, y que sin embargo no pierde ese aura de viejales en forma–. El Thor de Millar es arena de otro costal, y por el que realmente merece la pena leer Dioses y monstruos –independientemente de la chispa de los diálogos, los cruces con otros personajes del Universo Marvel, las alusiones a El silencio de los corderos y a Kick-Ass, o el guión que es capaz de deslizarse por nuestro cerebro como si fuera un tobogán untado de mantequilla–. Está claro que no diré nada más del argumento para no destriparlo, pero desde luego que tiene miga y el desenlace es comparable en nivel de bestialidad y espectacularidad al de los dos volúmenes precedentes. Y hasta aquí puedes leer. Me reafirmo en que los superhéroes han sabido renovarse con multitud de series en distintos sellos editoriales y con autores muy diversos. The Ultimates es uno de esos ejemplos. Coge el primero y léelo. En el caso de que te guste –eh, hay un cincuenta por ciento de posibilidades de que sí, ya es algo–, regresa para comentar esta reseña y dime si estás de acuerdo con mi opinión. En caso contrario –y si ya lo has leído pero te han castañeteado los dientes de furia mientras leías esta reseña–, siempre puedes seguir opinando y será incluso interesante ver otro punto de vista. Por el momento este es el mío: The Ultimates mola. Lo mejor: Thor. Lo peor: que tras esto quede un único volumen –El gran robo de América– para que termine esta magnífica etapa con Millar y Hitch.
comentarios
Te odio por provocar que el primero de los Ultimates acabe de subir al segundo puesto en la lista de futuribles. El primero está actualmente ocupado por lecturas en curso. ¬¬
Has combinado 3 cosas que me encantan de este universo. Mark Millar, Thor y unos diálogos modernos, coherentes y "descarnados". Ergo... caerá muuuuy pronto. ¬¬
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.