Los Tres Mosqueteros es un gran clásico de la literatura universal o, más concretamente, una extraordinaria novela de aventuras. Desde su publicación hasta nuestros días ha gozado de una inmensa popularidad, en parte gracias a las diversas adaptaciones cinematográficas que se han hecho sobre ella. Quién no habrá disfrutado compartiendo las vicisitudes del inquieto gascón d'Artagnan y de sus compañeros Athos, Porthos y Aramis; quién no hubiera querido ser un poco más intrépido, más audaz, más emprendedor, como sus protagonistas; y, en definitiva, a quién no le hubiera gustado ser la inocente, pero arriesgada dama por la que suspiraba el joven d'Artagnan. Si una cosa hace grande a una novela esa es su capacidad de hacer que el lector se sumerja plenamente en ella: os puedo decir, sin duda alguna, que Los Tres Mosqueteros lo consigue.
Los Tres Mosqueteros es una novela escrita por Alexandre Dumas padre (1802-1870), publicada por primera vez entre marzo y julio de 1844 en la revista Le Siècle. El autor se basó en unos manuscritos que encontró en la Biblioteca real, que llevaban por título las "Mémoires de M. d'Artagnan", escritas por Gatien de Courtilz y publicadas treinta años después de su supuesto autor, en 1700. En ellos se describía, a modo de semi-ficción, la vida del mosquetero d'Artagnan -existió realmente un d'Artagnan histórico, hijo de una familia noble, los Batz de Castelmore- y las intrigas y los engaños políticos en la época de Luis XIII. Alexandre Dumas tomó como base para su historia estas memorias y las adornó con grandiosas hazañas. Aunque muchos de los hechos históricos que aparecen en la novela son verídicos, y se corresponden con la época en que sucedieron, también hay otros -bastantes- que se presentan como anacronismos. Por ello, debemos leer este relato como una historia ficticia con un cariz de realidad.
El título me sedujo: las llevé a mi casa, con el permiso del señor bibliotecario, por supuesto, y las devoré.
No es mi intención hacer aquí un análisis de esa curiosa obra, y me contentaré con remitir a ella a aquellos lectores míos que aprecien los cuadros de época. Encontrarán ahí retratos esbozados de mano maestra; y aunque esos bocetos estén, la mayoría de las veces, trazados sobre puertas de cuartel y sobre paredes de taberna, no dejarán de reconocer (...) las imágenes de Luis XIII, de Ana de Austria, de Richelieu, de Mazarino y de la mayoría de los cortesanos de la época.
La novela transcurre entre 1625 y 1628 -teniendo en cuenta, como ya he dicho, sus anacronismos-. D'Artagnan, un joven procedente de la Gascuña y protagonista de nuestra historia, llega a París con la intención de convertirse en mosquetero del rey (no sin antes tropezarse con un par de incidentes que mostrarán al lector su valentía y personalidad). Los mosqueteros eran un cuerpo de guardia especial creado por el rey Luis XIII. Su capitán era el señor de Tréville, ante el cual debía presentarse d'Artagnan si quería acceder a tan prestigioso y famoso cuerpo. Justo en el momento en que esperaba ser recibido, conoce a los que serán sus más preciados compañeros: Athos, Porthos y Aramis. Los cuatro se ven envueltos inmediatamente en una intensa lucha por las calles parisinas con los guardias del señor cardenal, el codicioso y temible Richelieu. Ambos cuerpos combatían a menudo, ya que unos representaban al rey, la máxima autoridad del país; y los otros al cardenal, un personaje ambicioso y ávido de poder. Como véis, su convivencia era difícil, por no decir casi imposible. Desgraciadamente, se le informó a d'Artagnan de que no podía convertirse aún en mosquetero, pues debía cumplir dos años de servicio público o realizar alguna proeza extraordinaria; así que Tréville le consiguió un puesto en la compañía del señor Des Essarts. Eso no le impidió continuar sus aventuras junto a sus amigos mosqueteros: Athos, el mayor de todos ellos, y el más apuesto, reservado y paternal para d'Artagnan; Porthos, el más bromista, parlanchín y jovial; y Aramis, el más creyente, delicado, caballeroso e ingenioso, cuya auténtica vocación, según sus palabras, era la de servir como sacerdote en la orden de los jesuitas-.
D'Artagnan se estableció en la Rue des Fossoyeurs y contrató como sirviente a Planchet, esencial durante toda la trama -también serían indispensables para el desarrollo de la historia los sirvientes de los tres mosqueteros, Bazin, Grimaud y Mosquetón-. Aquí es donde d'Artagnan conoce a Constance Bonacieux, costurera de la reina Ana de Austria y esposa de su casero. El joven se enamorará perdidamente de ella. Es a partir de ese momento cuando la historia toma un rumbo diferente: nuestros protagonistas se verán envueltos en las intrigas de palacio; mezclados en la secreta relación de la reina con el duque de Buckingham. Y no sólo eso, sino que conocerán a su verdadera enemiga, Milady, al servicio del cardenal Richelieu. Todas estas aventuras se combinan con historias de traición, de amor y de venganza: podríamos citar el episodio de los herretes de diamantes, el rapto de la señora Bonacieux, el asedio de La Rochelle o la persecución de Milady.
Cada historia es un gran momento; un gran momento de diversión y de entretenimiento -aunque hacia al final se torne oscuro y dramático-. Sus páginas están llenas de situaciones memorables, de ironía, de misterio, de acciones trepidantes, de aventuras amorosas, de encuentros desafortunados y de agotadores enfrentamientos. Sus personajes son carismáticos, singulares, con una fuerte personalidad -nuestros protagonistas son caballeros honorables, aunque a veces no lo parezca-; y la ambientación, encantadora. Una magnífica novela en todos los sentidos, totalmente recomendable. Un libro que os hará disfrutar.
Ventajas:
-Posee una prosa ágil y está magníficamente narrado. La diversión y el entretenimiento están prácticamente asegurados.
Desventajas:
-Quizá algunos la encuentren demasiado larga, por sus casi 900 páginas -dependiendo de la edición-.
3 comentarios
Es bueno revivir de vez en cuando este tipo de clásicos en forma de reseñas (y lectura). ¡Gracias por volver a despertar el sentimiento! ;)
Tengo ganas de volver a ser un mosquetero por un rato. xD Lo mismo me pasa con Robinson Crusoe, La Isla del Tesoro...
Nunca me canso de releer esta novela. Cuando la leí por primera vez, además, me llamó la atención que en todas las adaptaciones cinematográficas, de dibujos animados y demás ponían el celebérrimo episodio de los herretes de diamantes, ¡y nunca el asedio de la Rochelle! Por Dios, con lo GRANDE que es esa historia... "Tendremos que buscar un sitio donde nadie nos moleste..." ¡Genial!
El episodio de La Rochelle se menciona mucho en "Las Espadas del Cardenal", de Pierre Pevel, una novela de fantasía que es un homenaje a las novelas de aventuras de Dumas, que mezcla fantasía con el París del siglo XVI.
Hay una reseña en:
http://laespadaenlatinta.blogspot.com/2009/09/las-espadas-del-cardenal-de-pierre.html
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.