La serie de "Laila Winter" de Bárbara G. Rivero es uno de los últimos fenómenos de la literatura juvenil y un notable éxito, habiendo comprado los derechos de publicación una editorial extranjera. Sus características de carácter mágico y su fluidez en la narración la convierten en un fuerte candidato a convertirse en un clásico de los libros juveniles, si es que no lo ha hecho ya a tenor de los comentarios vertidos en la red sobre sus novelas. Laila Winter y las Arenas de Solarïe es la primera de las aventuras de esta chica nemhirie (el término faérico para referirse a los humanos), donde conoceremos este peculiar y profundo entorno de hadas (¡sssh, que no les gusta que las llamen así!), y lo que dará pie a sucesivas entregas, también publicadas por la editorial Almuzara en su sello "Toro Mítico".
Nada más abrir el libro nos encontramos con un estilo de narración sencillo a la vez que rico en matices, cuyas primeras páginas pasarán volando frente a nuestros ojos en caso de gustarnos lo que se nos cuenta. Es un libro que pese a sus seiscientas páginas, estas pasan relativamente rápido porque el flujo de acontecimientos no se detiene un ápice. En la mejor tradición de la novela juvenil, su facilidad de lectura hace que nos sintamos irremediablemente enganchados a la obra, salvo quizá interrumpida en alguna que otra ocasión por alguna escena que ralentiza la trama. Un libro de estas características y con tantas páginas debe ser asequible y de fácil lectura, ya que por el contrario sería un lastre absoluto. Es por tanto un punto a favor y que dan ganas de seguir leyendo. No hay nada más frustrante que tener todo un camino por recorrer en la forma de páginas y más páginas interminables, sin que estas lleguen a acabarse nunca. Además, el tamaño de letra es adecuado.
La ambientación del mundo faérico que nos propone la escritora está plagado de detalles y muestra unos entornos con los que inmediatamente nos sentimos familiarizados. Se presentan varios mundos (el reino de los cinco soles) que son el escenario de Laila Winter y sus amigas, y que se corresponden más o menos con los elementos de la naturaleza, a saber, el fuego, el agua, el aire y la oscuridad, además de un reino blanco que reina sobre todos ellos (aparte de otros tantos que desaparecieron mucho tiempo atrás). Y al mismo tiempo, las amigas de Laila representan cada uno de esos reinos, pero no todos. Así, Cynder es originaria de Solarïe, Nimphia de Aïrie y Aurige de Lunarïe. Sus personalidades, así como el de todos los habitantes de dichos mundos, están forjadas a base de lo que representan y sus costumbres. Podríamos decir que los del reino del fuego son los más vivaraces y optimistas, mientras que los del reino oscuro son los más lúgubres, tercos y cínicos. Y esto es un detalle que está presente a lo largo de toda la novela, en las situaciones y en los diálogos de los personajes.
En cuanto a la trama en sí, se presenta como la habitual búsqueda de un objeto que suele estar presente en casi todas las novelas de aventuras y de fantasía, en esta ocasión el que da título a la novela, pero que no comienza hasta bien entrada la misma. Mientras tanto se nos presenta este cosmos faérico, sus habitantes, los lugares relevantes, la sociedad y sus normas, así como los posibles misterios que puedan ir apareciendo a lo largo de la novela, como el pergamino que Sir Richard entrega a Laila como regalo de cumpleaños al inicio, o ese extraño libro con gemas incrustadas en la portada que permite a Laila atr... ¡Que lo descubra quien no la haya leído todavía! Sin embargo, pese a que ciertas resoluciones podían estar claras en nuestra mente desde un primer momento, otras no lo son tanto, y nos llevaremos una sorpresa las más de las veces.
Personalmente, no he podido evitar establecer una cierta comparación con una de las obras más influyentes de la literatura juvenil de los últimos años, y que creo que es justo hacerlo porque las obras, aparte de medirse por lo que son, deben tener siempre un referente, algo que la ligue a otras por mínimo que sea. En este caso hablo de las aventuras del joven mago creado por J. K. Rowling, de las que creo que Laila Winter bebe algo, aunque no todo, claro. Tenemos diversos paralelismos tales como la distinción entre el mundo nemhirie y el de las hadas, los dulces que comen las protagonistas (capaces de convertirte en diabético de la noche a la mañana), un mundo mágico que contrasta con lo anteriormente expuesto, torneos relativos a la magia o a cualquier actividad relacionada, escuelas secretas, un pasado del personaje principal desconocido y por descubrir... Pero salvando las distancias, la saga de "Laila Winter" tiene personalidad propia y se aparta sustancialmente de la obra del joven mago, llegando a beber de fuentes tan importantes como La Historia Interminable de Michael Ende, Corazón de Tinta de Cornelia Funke o el Peter Pan de James Barrie. Incluso encontramos referencias a Shakespeare en la forma de la reina Titania y el rey Oberón (ambos de Lunarïe). Si muchos nemhiries terminan sin querer en el reino de las hadas... ¿le ocurriría lo mismo al dramaturgo inglés?
Con casi todos sus personajes femeninos, siendo el género masculino una mera anécdota (el chico del colegio que atrae a Laila, su padre, Sir Richard...), un fuerte componente mágico en el que nadie duda en hacer uso de sus habilidades con la magia (para eso están, ¿no?), y un cuarteto de personajes carismáticos, Laila Winter y las Arenas de Solarïe es una novela atractiva para el aficionado a la literatura juvenil y de fantasía, una obra recomendable para quien busque este tipo de lecturas. Escenas memorables como la ocurrida en el episodio de la Torre de Cálime (en ocasiones puede poner el vello de punta) o los ritos religiosos de Lunarïe. Se echa en falta una personalidad más fuerte por parte de Laila Winter, dado que las aventuras llevan su nombre, y cuyas amigas la complementan al ser parte del mundo fáerico, tener mayores conocimientos, una mayor destreza en casi todo (por algo son seres mágicos y pertenecen a un gremio de ladrones). El trío de amigas compuesto por Cynder, Nimphia y Aurige es de lo mejor de la novela, y su manera de salir de las situaciones muy divertidas. Atentos al desprecio que sienten las hadas de esos mundos por la concepción que tenemos de ellas, la típica con varita y vestidos con pañuelos de seda colgando, capaces de conceder los más anhelados deseos (una crítica a las hadas "Disney"). Veremos qué nos depara la siguiente entrega de la saga, Laila Winter y los Señores de los Vientos. El estilo de la autora y su capacidad de contar historias, a fuerza habrán mejorado respecto a esta primera entrega.
Si queréis saber más sobre los libros de Laila, dirigíos al blog no oficial de la saga, El Diario de Laila Winter, donde encontraréis las últimas noticias y cosas relacionadas con los libros.
3 comentarios
Estoy contigo, la personalidad de Laila deja un poco que desear y en el segundo libro no mejora. Sin embargo, todo lo demás está genial y personalmente disfruté mucho más de Los Señores del Viento.
Seguro que "Los Señores de los Vientos" te gusta más, porque, aunque a su estilo, no deja de ser una novela de piratas!! xD
Hombre, pues si es una novela de piratas... ¡doblemente molona! :D En cuanto pueda me haré con él y lo leo, a ver qué tal.
Si la propia Laila no mejora en el siguiente, entonces nos conformaremos con sus amigas. xD
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.