Aviso de que contiene SPOILERS.
Continúa la historia allá donde se quedó el capítulo anterior. El tema de la búsqueda de los orígenes de su familia por parte de Gonzalo (Águila Roja), es más patente. Desea desentrañar el misterio que guira en torno a su madre y su padre, aunque de éste todavía no ha encontrado referencias. De cómo ella llega al convento de las Carmelitas y la niña que da a luz se queda allí. Pero nadie conoce su posterior paradero, es por eso por lo que Águila Roja busca con ahínco entre los archivos del orfelinato alguna posible pista, sin hallar más que papeles sin sentido y una caja con un muñeco dentro, cosa que aprovecha Satur como entretenimiento para su bebé "capturado".
Por otro lado, las malas acciones del Comisario parece que no tienen fin. Si bien en el capítulo anterior parecía que se había enmendado un poco por no asesinar a Alonso a sangre fría, la teoría se echa por tierra inmediatamente en cuanto vemos las duras condiciones a las que someten al pueblo, en especial a los campesinos de las afueras, aplastados bajo unos impuestos excesivos y con mano de hierro, que infunde terror y... represalias. No tardarán en rebelarse, en parte instigados por los panfletos que redacta Satur, acción que lleva a cabo demasiado literalmente por un simple comentario, y que termina en un baño de sangre. Y todo esto viene relacionado por las ansias de poder del nuevo villano de la serie, el Cardenal Mendoza. Quiere el puesto en el Vaticano a toda costa, y eso le lleva a subterfugios y amenazas veladas para con el Rey, además de prometer al Comisario un nuevo puesto en el Consejo, lugar privilegiado únicamente reservado para los nobles. De ahí que las acciones del Comisario sean tan duras y carentes de toda "justicia", cargo que ostenta injustamente. El medallón, anterior propiedad del Rey, y sobre el que gira una parte de la trama, parece que esconde algo interesante y que está relacionado con todo esto.
Finalmente, la boda de Margarita y Juan, que es un Grande de España, Duque de Velasco y Fonseca según pudimos ver en el capítulo anterior, prosigue, aunque con muchos altibajos. Esto lo provoca la visita de los padres de Juan al palacio de la Marquesa, y claro, ahora tenemos una especie de cuento de la Cenicienta, pues ella es una plebeya y él un hombre en las cumbres, de impensable unión. Los padres de él se oponen totalmente al matrimonio, incluso la madre tiene una charla privada con Margarita, pero tras muchas oposiones, reafirmaciones y discusiones, todo llega a buen puerto y la boda tiene lugar, con un vestido de lo más humilde (aunque bello igualmente) y dando la cara ante todos los invitados de sangre noble, quienes dan su aprobación pese a todo.
Es este un capítulo interesante, pues vemos la lucha del pueblo campesino oprimido por unos impuestos exagerados y carentes de sentido, culminando en un buen enfrentamiento. Una búsqueda del pasado oculto, tema que suele funcionar muy bien en historias de este tipo y son una buena adición, villanos que se reafirman en sus posiciones, el contraste entre lo plebeyo y lo noble... y muchos amoríos. Nos deja bien claro que Margarita y Gonzalo sienten algo mucho mayor el uno por el otro, pero la inminente boda hará imposible ya esa relación, a no ser que nos den un giro inesperado en la serie. Y si hacemos un repaso a los distintos personajes, nos daremos cuenta de que todos han perdido a alguien o están más solos que la una. Mirad al posadero, abandonado recientemente, Gonzalo y su mujer, Satur el sirviente (apropiándose con un bebé incluso), Catalina, la Marquesa (aunque compañía no le falta), por no decir el Comisario. Todos tienen algo que han perdido (o que no han tenido nunca), y ahí está latente ese hecho. Por lo demás, se complementa con mejores escenas de acción, un guión más elaborado y un mayor alcance a largo plazo. La serie está destinado a quedarse, los espectadores así lo dictan.
¡La semana que viene, más!
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.