Estamos en el Nueva York de 1942. La Segunda Guerra Mundial sigue su curso, la vida en la gran ciudad rebosa de empleo, y las esposas de aquellos que han perdido la vida en la contienda los sustituyen en trabajos que requieren un gran esfuerzo físico; son las consecuencias de la guerra. Es una época de grandes cambios, como por ejemplo en control que el FBI ejerce sobre las fábricas de Thomas Edison —el ladrón de patentes— tras su muerte hace diez años, la colaboración de IBM con la alemania nazi o la relación entre el presidente Henry Ford y el dictador Adolf Hitler. Pero hay algo que a la ciencia no se le escapa, y es la desaparición de Nikola Tesla. Aunque el FBI anda buscándolo, no hay duda de que su ausencia es un misterio para la ciencia, más teniendo en cuenta su negativa a desarrollar nuevas armas para el ejército de los Estados Unidos. Mientras tanto, los laboratorios de Tesla siguen abandonados a su suerte y sus numerosos avances científicos también se encuentran desaparecidos.
Con esta premisa Guilhem y Richard Marazano presentan una aventura de corte juvenil en formato BD, de la que El misterio shtokaviano es la primera parte de un total tres en que se ha dividido “Los tres fantasmas de Tesla”. Pero el enfoque juvenil de la historia no es gratuito, ya que el punto de vista del relato es precisamente el de un niño, aficionado a la lectura y buen estudiante, que tras la muerte de su padre en la guerra él y su madre se mudan a Manhattan para emprender una nueva vida. Travis toma entonces contacto con los niños del barrio, quienes le retan a entregar una carta a un misterioso anciano que vive en el bloque de edificios y que parece esconder un secreto. Por supuesto, Travis no quiere quedar como un cobarde, así que a partir de ese punto la historia despega sola y se ve involucrado en lo que parece ser una conspiración.
El tratamiento juvenil de “Los tres fantasmas de Tesla” hace que la historia se desarrolle con un cierto grado de inocencia de cara al misterio que plantea, aunque ni qué decir tiene que el reparto de El misterio shtokaviano no solo lo conforman niños, sino también aparecen algunos adultos, desde un inspector de policía hasta una sociedad secreta que se vale de sofisticados artilugios steampunk y persigue unos fines poco lícitos.
Sin embargo, esa perspectiva juvenil que impregna el guión de Guilhem en Los tres fantasmas de Tesla podría no llegar a todos los que buscaban en El misterio shtokaviano una BD algo más adulta, pero el tono de descubrimiento y el sentido de la maravilla visto desde los ojos de un niño es precisamente el atractivo del cómic. Es cierto que la cantidad de elementos sobre los que se cimenta “Los tres fantasmas de Tesla” no son demasiados puesto que la historia se encuentra aún en una fase muy temprana, siendo únicamente una introducción de un misterio que empezará a desarrollarse en profundidad en las siguientes entregas, pero la base está ahí para quien quiera tomar el testigo y descubrir qué es lo que ha pasado con Tesla. Es igualmente una BD especialmente indicada para jóvenes lectores o niños que quieran adentrarse en el universo de la bande dessinée, ya que está libre de ese erotismo y violencia que es habitual en muchos de los cómics de origen franco-belga dirigidos al público adulto.
En el apartado artístico, Richard Marazano cumple de sobra con lo que se espera de una historieta franco-belga, es decir, una calidad pictórica sobresaliente en lo que se refiere a escenarios y personajes, aunque hay que decir que a título personal luce mucho más en entornos diurnos que en escenas donde la acción transcurre de noche, lo cual no quita para que el conjunto, incluyendo el color del propio Marazano, sea uno de los puntos fuertes de “Los tres fantasmas de Tesla”.
El resumen es el siguiente: se trata de una historia juvenil vista desde los ojos de un niño que gira en torno a la desaparición de un genio como fue Nikola Tesla. Los adultos puede que no le saquen todo el jugo necesario a la historia puesto que no es demasiado elaborada ni profunda, pero los más jóvenes de la casa encontrarán una lectura divertida e interesante que seguro les despertará las ganas de leer las continuaciones.

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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.