Cien vidas por la que tomasteis. Una vida por cada amanecer”. Desde los confines de Jorasán, un reino inspirado en la Antigua Persia, nos llega La ira y el amanecer de Renée Ahdieh, una novela que bebe de la magia de Oriente Medio y que está claramente inspirada en los cuentos de Las mil y una noches; fue leer la sinopsis y quedarme fascinada. Sin embargo, pese que a que la historia tiene muchísimas cosas que me atraen, como el exotismo oriental o la promesa de intrigas palaciegas en los harenes del califato, he encontrado otras que me han chirriado bastante y que me han dejado una sensación agridulce. Quizá mis expectativas eran un poco altas y olvidé lo fundamental: que estoy ante una novela young adult, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva.
Pero vayamos por partes. ¿De qué va La ira y el amanecer? Sherezade al Jayzurán se presenta en el palacio de Jalid, Califa de Jorasán, para casarse con él. Esto no tendría mayor relevancia si no fuera por el hecho de que todas las jóvenes elegidas fueron ejecutadas al día siguiente de su noche de bodas, sin que nadie sepa el motivo de tan monstruoso destino. No obstante, Sherezade no solo tiene la osadía de acudir voluntariamente, sino que además sobrevive a la primera noche mientras embelesa al Califa con su audacia y sus cuentos. ¿Conseguirá la joven alcanzar un nuevo amanecer para cumplir sus ansias de venganza o correrá el destino de sus desafortunadas predecesoras?
Desde luego, la sinopsis de la novela no puede ser más prometedora y la autora recrea de forma muy fidedigna el aura de exotismo y misterio de la Antigua Persia. Y aunque en ocasiones pueda parecer que el desarrollo del escenario —el famoso worldbuilding— se quede corto, en realidad no podemos ver mucho más: Sherezade está atrapada en el harén del califa y, pese a ser su esposa, es poco más que una prisionera, por muy dorada y suntuosa que sea su jaula. Casi la totalidad de la novela gira en torno a la joven y, aunque encontraremos algunos capítulos dedicados a otros personajes secundarios, son meramente anecdóticos, de ahí las limitaciones. Imagino que habrá que esperar a la segunda parte de la historia para ver el completo desarrollo de este punto y enamorarnos por completo de la magia y exotismo de las noches arábigas. Tampoco esperéis muchas intrigas políticas o palaciegas, e incluso magia o fantasía. Llamemos a las cosas por su nombre: esta es una novela romántica con un trasfondo político y mágico que se queda en un tercer y cuarto plano. El motor de la novela es el triángulo amoroso entre Sherezade, el califa Jalid y el mejor amigo de la protagonista, Tariq. Si es lo que estás buscando, el libro te encantará.
En primer lugar, el éxito de cualquier novela radica en que empatices con los personajes y ese ha sido mi principal problema: conexión nula con ninguno de ellos. Comenzando por la protagonista, Sherezade es valiente, decidida y tiene las ideas muy claras… Hasta que pone sus ojos en el califa. El instant-love que surge entre ella y Jalid, ese monstruoso califa que está como un queso y tiene esa molesta manía de asesinar a todas sus esposas, es incongruente: le resta credibilidad y sentido común al personaje.
“Os juro que viviré para ver todos los atardeceres posibles. Y que os mataré. Con mis propias manos”.
Podéis llamarme extremista, pero yo no veo historia de amor por ningún lado. Para mí, esto es un síndrome de Estocolmo en toda regla: la protagonista es forzada la noche de bodas; está constantemente controlada por Jalid, los sirvientes o la guardia; es una prisionera dentro de palacio, aun siendo la esposa del califa, y pese a todo, se enamora de él, incluso cuando ella misma reconoce la contradicción que ello conlleva... No sé, el límite entre una saludable historia de amor y una abusiva queda muy difuso, y es un detalle que me ha hecho quitarle puntos a la novela.
Esto nos lleva al personaje de Jalid, el califa de Jorasán. Entiendo que la intención de la autora es mostrar que Jalid es mucho más que lo que vemos a simple vista, que está lleno de claroscuros y que, en cierta manera, se ha visto obligado por las circunstancias a ser el monstruo que es. Pero, y aquí viene otro de los grandes peros de la novela, hay un límite entre intentar mostrar los porqués y entre convertirlo en una víctima más del sistema, quitándole responsabilidad y hierro al asunto. Ese matiz no me ha gustado en absoluto, aunque entiendo que era necesario para redimirlo a ojos de los lectores. ¿Podría haberse hecho de otro modo? Quizá, pero nunca lo sabremos.
“Si falláis una sola vez, os arrebataré vuestros sueños, os arrebataré vuestra ciudad. Y os arrebataré estas vidas multiplicadas por mil”.
Tariq, el tercero en discordia, es el mejor amigo de Sherezade y con quien en un futuro pensaba casarse nuestra protagonista. En este caso, Tariq no ha dejado de interferir en todo el plan que Sherezade tenía en mente para vengar la muerte de las jóvenes inocentes a manos del califa. Ha llegado a ponerme verdaderamente nerviosa que se entrometiera tanto y le diera tan poco valor a la inteligencia o a la audacia de Sherezade. Eso también me ha resultado molesto, ya que en todo momento daba a entender que la protagonista no era capaz de valerse por sí misma y sacarse las castañas del fuego.
Por supuesto, hay un plantel de secundarios que arropan a nuestros tres protagonistas y que me han gustado mucho más y han hecho que no decayera mi interés en la historia. Por un lado está Despina, la deslenguada sirvienta de Sherezade y que en cierto punto es el alivio cómico en la novela. También encontraremos a Jalal, el capitán de la guardia y primo del califa y cuya lealtad incuestionable hará que le demos cierto crédito al comportamiento errático de Jalid, sin olvidar al padre y a la hermana pequeña de Sherezade, quienes tendrán un papel más destacado en la segunda parte. Sin lugar a dudas, han sido ellos los que me han mantenido pegada a las páginas de La ira y el amanecer, y es por ellos por los que leeré la continuación que cierra la historia.
En cuanto al libro en sí, ¿qué os voy a decir? Siento que me repito en cada reseña pero es que Nocturna Ediciones hace un trabajo excelente con cada libro que publica. Se nota el mimo y el cariño que le ponen a cada novela de su sello, ya sea juvenil o adulta. En este caso, La ira y el amanecer viene en tapa blanda con solapas, hojas en tonos crema, ilustraciones al inicio de cada capítulo, un precioso mapa de Jorasán y un glosario al final con los términos árabes de la novela. ¿Qué no sabéis que significa efendi, kamanché o taberzin? Sin problema. Además, cuenta con la traducción de Carmen Torres y Laura Naranjo, la cual es simplemente estupenda.
En definitiva, La ira y el amanecer es una novela inspirada en los cuentos de Las mil y una noches, pero que enseguida toma identidad propia, siendo más una historia de amor que una de fantasía o intriga política. Pese a que no he conseguido empatizar con ninguno de los protagonistas principales, la historia me ha tenido enganchada a sus páginas debido al carisma de los personajes secundarios, con los que he desarrollado más afinidad. Si os gustan las novelas young adult con sus dosis de romance y triángulos amorosos, si os encanta las exóticas ambientaciones de la Antigua Persia o si simplemente disfrutáis con los cuentos ambientados en el Oriente Medio, sin lugar a duda, La ira y el amanecer es vuestra novela. Además, La rosa y la daga, su continuación, acaba de ser publicada y os podréis leer las dos de un tirón, sin esperas. ¿A qué estáis esperando? Id ya a vuestra librería de confianza y dejaos seducir por la magia de oriente.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.