El mapache es un experto en fugas de cárceles.
En el comentario del primer número de Mapache Cohete comentábamos que no hacía falta saber nada del universo Marvel para comprender lo que nos cuenta Skottie Young en las peripecias en solitario del gamberro mapache de Guardianes de la galaxia. La cosa permanece inalterable: no necesitamos conocer gran cosa de sus aventuras previas, y con solo haber visto la película estrenada en agosto –o revisionándola ahora que ha salido en Blu-ray y DVD– es más que suficiente. Mapache Cohete nos ofrece aventuras sencillas y sin ningún tipo de quebradero de cabeza, un entretenimiento directo y sin complicaciones bajo formato grapa de periodicidad mensual.
En esta ocasión, y habiendo hecho todo lo posible por aumentar la cantidad de motivos para su captura, Cohete termina en una prisión donde expone un método de fuga tan rocambolesco como el que hemos podido ver en la reciente película, sin duda una de las situaciones más divertidas de cuantas habremos visto en un cómic de Marvel.
Skottie Young sigue ofreciendo un apartado artístico delicioso –gracias también al color de Jean François Beaulieu– cuyo estilo cartoon ha resultado muy efectivo en cómics como los de la adaptación de los libros de Oz de L. Frank Baum junto a Eric Shanower. El diseño de criaturas, naves espaciales, armas y vehículos es totalmente desenfadado, lo que se ajusta a la perfección con el tono de la serie, así como las disparatadas situaciones a las que se enfrenta tanto el protagonista como sus compañeros ocasionales, lo que también repercute en la finalidad de la serie: una sucesión de aventuras sin un propósito claro y con poca trascendencia en realidad. Eso se suma a lo rápido que se leen las 24 páginas de las que consta el número, acompañado por montones de dibujos de los héroes de Marvel en versión bebé creados por Young, lo que parece que gusta mucho fuera de nuestras fronteras.
Una cosa nos queda clara tras este segundo número, y es que el mapache es todo un ligón y un rompecorazones.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.