La premiada novela de Neil Gaiman cobra vida en viñetas.
El libro del cementerio (The Graveyard Book) fue un éxito de ventas para Roca Editorial cuando lo publicó en 2009, nada sorprendente cuando lo firma alguien como Gaiman. Es del tipo de autores que aunque copiara un viejo listín telefónico lo vendería sin problemas. Lo que vende en estos casos es el nombre, el prestigio que lo acompaña. Pero cuando hablamos de Gaiman podemos estar tranquilos – uno de los poquísimos autores de lo fantástico que tienen esta consideración–: la calidad acompaña también.
En El libro del cementerio nos encontramos con otra de estas obras que tan bien se le dan al autor que se instaló para siempre en el panteón friki con Sandman. Últimamente ha escrito una recula de libros juveniles, muchos de los cuales publicados por Roca Editorial en España, pero a diferencia de otros libros dirigidos a este público, los de Gaiman son de los que uno disfruta tanto si los lee de niño como de adulto. Suelen enmarcarse en una versión peculiar del realismo fantástico donde los hechos fantasiosos conviven con la realidad sin colisionar: lo maravilloso encaja en lo corriente como, simplemente, otra cara de una misma moneda. Y es una ficción culta la que resulta de esta combinación, una que bebe de la infinidad de referentes que para cualquier lector que, desde pequeño, ha amado el género, son inevitables. Mitología clásica, mitos nórdicos, ciclo de Bretaña, leyendas urbanas, el cine de la Hammer, la literatura anglosajona de William Shakespeare a Michael Moorcock y J. R. R. Tolkien. Era de prever que una obra así, y viniendo de un autor tan vinculado al noveno arte, acabara adaptada al cómic, y quien mejor para ocuparse de ello que P. Craig Russell, quien ya había colaborado con Gaiman en Sandman o en la reciente adaptación de Coraline. Russell destaca por un dibujo claro y elaborado, con un estilo exuberante que lo hace especialmente adecuado para la fantasía –su trabajo con Elric: Portadora de Tormentas es impresionante, de lo mejor que se ha hecho con este personaje–. En la adaptación de El libro del cementerio comparte con otros artistas el ilustrado de cada capítulo, y pese a los diferentes estilos, logran un todo coherente y muy atractivo.
El cine –que cuenta con una larga tradición de adaptaciones– no me parecía tan mal: todo el mundo disfruta al ver a sus personajes más queridos en la gran pantalla. Luego es fácil que la película en cuestión sea un bodrio, y uno puede incluso disfrutarlo más poniéndola a parir en foros y en charlas entre amigos, en infinitas discusiones acerca de en qué puntos es mejor el libro.
Con el cómic pasa un poco lo mismo; solo que allí donde en el cine intervienen demasiadas voces (director, actores, producción, presiones del estudio) y se hacen concesiones al gran público que al final distorsionan el producto y lo pueden pervertir, en un cómic se dispone de un poco más de libertad y el dibujante y/o el guionista pueden expresarse como crean adecuado. Y es aquí donde una adaptación al cómic aporta algo al que ha leído la novela: es la visión de otro fan que la ha amado, que la ha disfrutado tanto como uno mismo y te la presenta tal y como él la ve. Y por mucho que sea una adaptación literal, como es el caso, siempre se descubren aspectos que te habían pasado por alto, o escenas que en la versión novelada quedaban en segundo plano, en la ilustrada se presentan con mayor esplendor: el ojo del artista, del dibujante, los enriquece y nos ayuda a ver otras perspectivas.
En resumen, me ha gustado mucho este primer volumen de El libro del cementerio, y espero que Roca Editorial nos traiga pronto el segundo y último, y que en un futuro siga apostando por Gaiman.
PRIMER VOLUMEN
Neil Gaiman / P. Craig Russell
Roca Editorial
192 págs. 16,90 €
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.