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Mi espada, mi conjuro.
La puerta. Magia.
La mazmorra. Un troll.
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"Sabe, oh príncipe, que entre los años en que los océanos anegaron Atlantis y las resplandecientes ciudades [...] hubo una edad no sonada en la que brillantes reinos ocuparon la tierra como el manto azul entre las estrellas."

LA

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¿Dónde están ahora el caballo y el caballero? ¿Dónde está el cuerno que sonaba? ¿Dónde están el yelmo y la coraza, y los luminosos cabellos flotantes? ¿Dónde están la mano en las cuerdas del arpa y el fuego rojo encendido? ¿Dónde están la primavera y la cosecha y la espiga alta que crece? Han pasado como lluvia en la montaña, como un viento en el prado; los días han descendido en el oeste en la sombra de detrás de las colinas. ¿Quién recogerá el humo de la ardiente madera muerta, o verá los años fugitivos que vuelven del mar?

El Señor de los Anillos

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Dícese de tener la espa-
da a mano
y el hechizo aprendido, abrir la puer-
ta a ganzúa, recorrer las mazmorras, enfrentarse al troll, al gnoll y al conjurador de la torre. Encontrar la biblioteca del nigromante y aprender sus antiguos y preciados conjuros escritos en lengua dracónica.
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a mano y el hechizo aprendido, abrir la puerta a ganzúa, recorrer la mazmorra, enfrentarse al troll , al gnoll
y al conjurador de la torre olvidado por las eras que pasan.
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y el hechizo aprendido, abrir la puerta
a ganzúa, recorrer la mazmorra, enfren-
tarse al troll y al conjurador de la torre.

Fantasía

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28 de octubre de 2013

Reseña: «Superman: Hijo rojo», de Mark Millar, Dave Johnson y Kilian Plunkett

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Qué es fantasía

Es tener la espada a mano y el hechizo aprendido, abrir la puerta a ganzúa, recorrer los oscuros salones del castillo abandonado, deslizarse hasta la mazmorra, enfrentarse al troll, al dragón antiguo y anotar los conjuros del último nigromante de la torre olvidado por las eras que van y vienen.

“—Desleal es aquel que desaparece cuando el camino es oscuro.”

Gandalf

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Escuchad: Dícese de tener la espada
a mano y el hechizo aprendido, abrir
la puerta a ganzúa, recorrer los
oscuros salones del castillo abando-
nado, enfrentarse al troll y anotar los conjuros del nigromante hace tiempo olvidado por las eras que van
y vienen.

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Título original: Superman: Red Son.
Guión: Mark Millar.
Dibujo: Dave Johnson, Andrew Robinson, Kilian Plunkett, Walden Wong.
Color: Paul Mounts.
Edición: 168 págs, color. ECC Ediciones, abril 2013.
Precio: 15,50 € (rústica).
Traducción: Guillermo Ruiz Carreras.
Temática: Superhéroes, distopía.
Correlación: Independiente, basado en el personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster.


Esta interpretación de Superman no habría sido lo mismo sin Mark Millar. El guionista escocés consigue reunir todos los elementos que caracterizan las historias del Hombre de Acero (el superintelecto de Lex Luthor, Lois Lane, Wonder Woman, Batman y su búsqueda de venganza, su pasado misterioso de ciencia ficción, sus valores morales), y los transforma hasta convertirlos en una única frase compuesta por tan sólo dos palabras: Superman comunista. La “S” del pecho de Superman desaparece para dejar paso a la hoz y el martillo. ¿Habría sido el Hombre de Acero de esta guisa en el caso de haber aterrizado en la vieja Unión Soviética en lugar de en Estados Unidos? Dada la naturaleza del personaje… ¿habría Superman conseguido una sociedad como la que se describe en Superman: Hijo rojo?

La versión de Mark Millar sobre el personaje parece apuntar hacia una única dirección: distopía. Estamos claramente ante un cómic que arranca sin demasiados sobresaltos argumentales en plena Guerra Fría, el kriptoniano convertido en una herramienta del comunismo, destinado a luchar contra el imperialismo americano por sus líderes soviéticos, nada especialmente llamativo (aunque sí curioso) hasta que comienza a aparecer el diamante en bruto que esconde esta historia alternativa sobre uno de los mayores superhéroes del mundo del cómic. Porque una vez acabado y leído el sorprendente final de la historia, el lector tiene la sensación de que esa pescadilla que se muerde la cola debe ser recapacitada, asimilada y meditada para sacarle todo el jugo posible, ya que estamos ante uno de los cómics más inteligentes que ha dado últimamente la factoría DC. ¿Cansado de las historias de Superman, de leer una y otra vez los orígenes, de probar cosas nuevas? Refrescante, sí, es otra de las palabras que me faltaba añadir.


“Esta es la historia de cómo Superman puede hacer de la soñada sociedad perfecta una autocracia totalitaria”
Kal-El, el hijo perdido de Krypton, es un superhéroe, y como tal tiene sus virtudes (una de ellas es la longevidad que da fruto a buena parte del argumento), pero también sus defectos (los personajes con algo de gris siempre son más divertidos). En el caso de Superman, sus mayores virtudes residen en una voluntad férrea y en un carisma sobresaliente. ¿Pero qué ocurre cuando esas virtudes llevadas al extremo, chocan con la idea que un ser impecable tiene de la perfección? ¿La sociedad puede forjarse sobre lo perfecto, sobre lo sublime? La idea del comunismo más puro parece chocar con los planes a largo plazo de Superman. Mark Millar hace una crítica del capitalismo yanqui mediante la propia ausencia de su símbolo americano en el mundo de DC, pero también del comunismo como una manera distinta de controlar a las masas, transformada al extremo gracias a la figura de Superman, el cual se ha convertido en esta historia en un ente totalitario que impone por la fuerza (de su perfección, de su omnipresencia, de su afinado oído que le permite estar en todas partes a la vez), que prende la mecha de la justicia llevada hasta lo imposible, lo inalcanzable por medios convencionales. Es antinatural que una sociedad compuesta por seres mortales pueda llegar a ser perfecta (no por lo menos hasta ahora, veremos lo que nos depara este siglo XXI), más imposible todavía introduciendo un elemento externo como es Superman, el cual puede tener una idea equivocada de antemano sobre lo que debería ser una utopía. Esa idea hace que, como en el 1984 de George Orwell, Superman se transforme en el Gran Hermano comunista. El personaje no ha perdido tampoco esa inocencia que le caracteriza, y se ha visto acrecentada su obsesión por alcanzar su meta, sin importarle si sus más allegados compañeros o amigos en una realidad alternativa resultan o no dañados.


Esta historia no sería desde luego lo mismo sin los lápices de Dave Johnson, Andrew Robinson, Kilian Plunkett, Walden Wong, sin olvidarnos del siempre importante color de Paul Mounts ni tampoco de las imágenes promocionales ni las portadas al estilo de carteles de propaganda soviéticos, los cuales ayudan a integrarse con la ambientación del cómic. El apartado artístico de Superman: Hijo rojo es una de las virtudes del cómic, dado que en todo momento tendremos la sensación de estar viendo una película por lo acertado del lugar donde se coloca la cámara.  Fresca, interesante y reflexiva, Superman: Hijo rojo es una de esas historias que surgen de vez en cuando en las factorías de las grandes editoriales de superhéroes para darnos un toque de atención, para decirnos que en el mundo de los supertrajes, los superpoderes y la superépica, todavía hay cosas por contar. La historia de Mark Millar reúne los elementos característicos de las aventuras de Superman, pero bajo la batuta del escocés todos ellos se transforman en algo diferente. Esta es la historia de cómo Superman puede hacer de la soñada sociedad perfecta una autocracia totalitaria. De cómo un superhéroe juega a ser dios, fracasando en el intento.

12 comentarios

Lo que más me gustó de este cómic es precisamente todo lo que implicaba ese "y si...?" en el que se le daba la vuelta a la tortilla del superhéroe americano de DC. Sin embargo, a lo largo del cómic me di cuenta de que pese a que no faltaba esa crítica ácida a la sociedad capitalista en la que nos hemos educado hoy en día, se sigue teniendo una idea bastante peculiar sobre lo que se supone que se tenía en mente con los distintos gobiernos comunistas que incluso hoy en día, siguen estando vigentes, aunque hayan comenzado a realizar un cierto aperturismo.

El caso es que si os fijáis, la diferencia que hay entre el gobierno chino, el cubano o la antigua URSS no existe prácticamente si pensamos en los años de las famosas "cazas de brujas" del bueno de McCarthy en Estados Unidos. Una época en la que, si recordáis bien, se potenciaba el uso de "tu vecino" como espía para detectar si podía haber amenazas comunistas en suelo americano o no. Esta paranoia junto con otras muchas de ardiente actualidad nos llevan a pensar que realmente no estamos para nada ante una distopía salvo por el hecho de que el jefe de estado sea un superhéroe. En la realidad ya tenemos medios de espionaje que pueden saber al instante dónde estamos, ya sea por el uso de un móvil de última generación o directamente mediante el mal uso de unas redes sociales a las que ofrecemos con los brazos abiertos toda nuestra intimidad.

Quizás lo mejor de este tipo de cómics es que te hacen pensar que, dependiendo de la persona, de su educación y por lo tanto, de su entorno, puedes dar a luz a alguien que sacrificaría a la humanidad por un sueño o que daría un sueño para poder salvaguardar a la humanidad. Dos cosas contrapuestas pero complementarias. Un cómic muy interesante, si señor.

Imprescindible! Cómo no vas a leer un cómic que plantea la posibilidad del qué hubiera pasado si el superhéroe icónico por excelencia hubiera "aterrizado" en la URSS en vez de en USA... y sí, algo así sólo podía guionizarlo Millar.

A este cómic le sobran argumentos para echarle una ojeada y disfrutarlo porque, más allá de esa hipótesis de un Superman soviético, todo el trasfondo que apunta Cyram en su excelente comentario, hacen de él una pequeña joya.

Si queréis leer algo más de Millar: http://booksymusic.blogspot.com.es/search/label/Mark%20Millar

Salud!

El problema de todo esto es que acaba volviéndosele en contra al autor, que se ha endiosado a sí mismo y hoy día es bastante insoportable siempre que anuncia un nuevo proyecto.

Mark Millar ha escrito gandes obras como Authority, Los Ultimates o Civil War y alguna más que desconoceré, pero cada vez más sus personajes se pasan de pose chulesca.
Siempre que anuncia un nuevo proyecto se pone a hablar de ello como si fuese a ser lo más grande que hemos leído nunca y luego... No suele ser nada del otro mundo y algunos de los actuales dan pena.

Cosas de tener siempre un productor de cine metiéndote fajos de billetes para una futura película de algo que no has escrito todavía.

Pero Tildoras, independientemente de que Mark Millar pueda ser o no un ególatra... habrá que reconocer que la idea es original y que el resultado es de sobresaliente. Es cierto que hay autores que tienen una forma de comportarse un tanto especial, pero bueno... como dice mi libro de "Nacidos bajo el signo de Saturno", en ocasiones la genialidad va reñida en cierta forma con la cordura. ^^

Y por cierto, gracias por tu comentario Dimitri, supongo que por eso me ha gustado tanto el cómic, porque en el fondo hay mucho más que a simple vista en la superficie. ^^

Este cómic es el que hay que enseñar a quien afirme que Millar solo es capaz de crear material sumamente polémico pero sin consistencia - opinión que escucho a menudo pero con la que no estoy para nada de acuerdo -.
No acabo de entender, Tildoras, a lo que te refieres con lo de "personajes de pose chulesca". En cuanto a que Millar esté endiosado, no tiene la menor importancia mientras su obra sea interesante, y me parece que lo es. Es verdad que algunos de sus trabajos recientes - Kick-ass 3 - no son tan buenos como era de esperar visto los antecedentes, pero ¿qué autor, incluso entre los más consagrados, mantiene un nivel completamente homogéneo?

Gran reseña, Loren, como siempre :)

La pose chulesca, Nyarla, es aquel momento en el que el Capitán América en los Ultimates se liaba a palos con el malo de la primera saga y gritaba aquello de "¡¿Te crees que esta A significa Francia?! Un insulto gratuito que hizo a los franceses y que como entonces no estaba muy visto pues nos hizo gracia.
Es decir personajes, frases o situaciones que continuamente buscan provocar y destilan chulería y no necesariamente porque la historia lo exija o esa sea su personalidad sino porque Millar los pone gratuitamente y al final lo que parecen es personajes arrogantes.

No solamente es Kick Ass 3, sino ya desde Némesis se viene viendo un Millar que se cree superior al mundo y, como sus obras son compradas por los productores de cine incluso antes de estar escritas, parece vivir en las nubes. El tío basicamente tiene que estar podrido de dinero y aunque está bien de vez en cuando sacudir un poco el mundillo, si lo haces una vez o dos puedes ser admirado por ser un visionario, pero si lo intentas hacer siempre hablando de tus obras como si fuesen lo más de lo más, que vas a reinventar la rueda y la siguiente saga que vas a hacer va a ser el sumun de la creatividad, lo nunca antes visto.... pues entonces igual hay que darle una palmadita en la espalda y pedir que te vayas a tu casa.

Además no estaría de más recordar ciertas declaraciones despectivas hacia los españoles que hizo hace tiempo.

Otra situación es por ejemplo poner a la Viuda Negra y a Ojo de Halcón a masacrar alienígenas disfrazados de humanos disparando a diestro y siniestro en plan Matrix mientras los dos hacen chistes, o bromas y demuestran toda la insensibilidad del mundo.

Bueno, ahora entiendo a qué te refieres, pero como tu mismo dices, es una broma que hizo gracia. No hay que ser políticamente correctos en el cómic; el Capitán América puede ser insultante a veces (y yo lo prefiero así; y en cualquier caso, el mismo hecho de vestir la bandera es ya de por sí un signo de arrogancia. Millar imprime un poco de esta arrogancia al carácter del personaje); la Viuda o el Halcón masacrando alienigenas está en el mismo rumbo "más realista" de Authority, Planetary o tantos otros títulos mas o menos alternativos. Parece que, por fin, esta actitud más atrevida empieza a filtrarse al cómic más mainstream.

Kick-Ass 3 (o incluso el 2) no son malos cómics; simplemente palidecen al comprarlos con la primera entrega. Se nota que Millar está atrapado entre querer mantener el status quo, la formula que le funcionó tan bien en el 1 y querer evolucionar y contar algo nuevo; la evolución de Dave Lizewski no es creíble porque se resiste a "crecer", porque Millar quiere mantener el mismo personaje que le funcionó en el primer volumen; un Kick Ass algo patoso, ingenuo, cobarde, impulsivo. Y esto es lo que muchos esperábamos que dejara atrás para convertirse en algo más próximo a la mortífera eficiencia de Hit Girl. Es la máxima crítica que puedo hacerle a estas continuaciones.
Nemesis es una buena idea, otro enfoque de como sería Batman si fuera un supervillano. Me parece otro buen cómic; como decía, no tan bueno como otros, pero por encima de la media.

No creo que todo lo que haya hecho Millar sea defendible; su arco elseworld de "Maestro de Muerte" en los 4F fue horrible y un menosprecio total al personaje de Victor Von Doom, sin ir más lejos. Pero el balance me parece claramente positivo, y lo que sea él como persona, ególatra o no, me da igual.

En realidad el comportamiento del Capitán América Ultimate se justificaba diciendo que hay algún tipo de explicación histórica al por qué dijo esa frase. Pasó algo entre Estados Unidos y Francia, con esta última huyendo de algún conflicto que ahora no sabría detallar. Precisamente hizo gracia incluso a los franceses, pero una cosa es un chiste puntual y otra que TODOS tus protagonistas de tus series tengan comportamientos chulescos o provocativos.

Lo de que vista la bandera no es arrogancía, es simplemente un símbolo, una inspiración patriótica y además el uniforme Ultimate fue perfectamente actualizado al siglo XXI.
No lei lo que hizo Millar en los 4 Fantásticos porque he intentado mantenerme lejos del universo Marvel tradicional y me centré en leer solo el Ultimate, pero fue a partir de ese punto en que su carrera comenzó a decaer.

Pues a mi no me parece que los personajes de Mark Millar tengan un comportamiento chulesco en el peor sentido del término, sino un comportamiento realista. Es decir, posiblemente muchos de nosotros (por no decir todos o casi todos) actuaríamos de manera muy similar en situaciones extremas, con los poderes que estos héroes tienen, etc. No podemos afirmar un "pues yo hablaría así o haría eso de ese modo" sencillamente porque no lo vamos a sentir igual al no ser lo mismo espectador que protagonista. :D

¿Que Mark Millar se lo tiene creído? Bueno, imagino que no se lo tendrá más creído que cualquier otro escritor, cineasta, dibujante, boxeador, tenista de éxito. Pero mientras sus historias me sigan gustando, su actitud para con el mundo de los cómics o el planeta Tierra no afectará al interés que tenga por sus obras. Muchas figuras prominentes de la industria del entretenimiento (cómic, películas, videojuegos), tienen una personalidad o actitud con la que no querríamos tratar, y sin embargo sus trabajos son muy buenos, por lo que una cosa no tiene porqué afectar a la otra.

Tildoras dijo:

"Otra situación es por ejemplo poner a la Viuda Negra y a Ojo de Halcón a masacrar alienígenas disfrazados de humanos disparando a diestro y siniestro en plan Matrix mientras los dos hacen chistes, o bromas y demuestran toda la insensibilidad del mundo."

Bueno, yo creo que esos dos, en ese pasaje en concreto, no demuestran más insensibilidad que cualquier otro personaje o grupo de personajes de mil y una historias que hayamos podido leer. Es lo típico de siempre: ser humano con habilidades concretas que puede matar malos como churros. No le veo nada especial salvo que el pasaje sea un guiño a Matrix.

Y ya que habláis de los Ultimates, tened cuidado a ver si soltáis algún spoiler gordo, que seguro que más de uno no se habrá leído todavía los cómics, y la sorpresa en ellos es bastante importante. ;)

Ah, y me alegro de que te haya gustado la reseña, Nyarla. :D Y ahora que hablamos de los Ultimates, precisamente he preparado la reseña del tercer volumen, así enlazamos Millar con Millar. XD

Gracias también por el enlace, Dimitri. ;)

Millar, como siempre, despertando polémica, ja, ja, no podía ser de otro modo.

Ni Millar es dios ni todo lo que hace es una maravilla, pero es que eso ha pasado con otros monstruos del cómic como Miller, Brubaker o el encumbrado Bendis, por citar algunos. La crítica los acoge con entusiasmo porque publican obran maestras, durante un tiempo se convierten en el guionista más codiciado y... a quién no le pasaría? supongo que todos perderíamos un poco el norte. Luego cada uno adopta una pose o una actitud y su ego cabalga henchido y libre, pero como decían Nyarla y Loren: a mi me importa un pepino si Millar es o no un prepotente mientras sus cómics me sigan divirtiendo.

Al fin y al cabo, cagadas, con perdón, las cometemos todos.

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