“Érase que se era una adolescente norteamericana sociópata, con ciertas tendencias emodark que, sin comerlo ni beberlo, termina recibiendo clases en un colegio estrictamente religioso en una urbe perdida de la mano de Dios llamada…Cádiz.” Prácticamente así empieza la novela de Amanda Linus y el asesino invisible, de Mario García. Que no os engañe ni el título ni la portada. No nos encontramos ante un libro juvenil al uso. Es más, yo le quitaría inmediatamente la etiqueta de juvenil aunque su extraña y divertida protagonista tenga catorce primaveras. Lo que nos vamos a encontrar aquí son un misterioso asesinato, secretos oscuros, posesiones demoníacas, cultos antiguos, brujería, zombies, lenguaje malsonante y un oso de peluche fumador empedernido, que llega a eclipsar a los demás personajes de la historia.
En medio de esta especie de
Resident Evil gaditano, nos encontramos con una adolescente sumamente inteligente, descarada, segura de sí misma y encantadoramente manipuladora que sufre una terrible falta de atención materna y parterna. Como bien dice
Amanda Linus, su madre, escritora de cuentos de fantasía, vive más pendiente de sus hijos imaginarios que de los reales, y su padre, un coronel del ejército norteamericano destinado en la base naval de
Rota, está demasiado ausente para que sea un referente en la vida de la niña. Así que cuando Amanda llega desde
Estados Unidos y aterriza en un colegio religioso en
Cádiz, su especial carácter y desparpajo la convierten en un bicho raro que no para de meterse en problemas, hasta el punto de ser acusada del asesinato de una compañera…
Pese a haber varios protagonistas principales, como la propia Amanda o Tristán, un compañero repetidor por el que ella siente rápidamente una conexión especial, el protagonista indiscutible de esta historia es el osito de peluche Kimi, o John “Madman” Hattigan, el alma de un peligroso asesino psicópata que ríete tú de Chucky, el muñeco diabólico. La verdad es que este peculiar guardián es la sal de la novela. Sus diálogos, su forma de hablar, el descaro o la mala baba que desprende son desternillantes, y la réplica que le da Amanda a todos ellos no tiene desperdicio. Simplemente fantástico.
En cuanto a la narración, esta es muy rápida, fácil, sencilla, con ritmo. No ahonda en descripciones superfluas ni se pierde en diálogos inútiles. Está muy centrada en lo que se quiere contar y cómo contarlo, de forma que las páginas del libro vuelan sin que te des cuenta. Así que, ¡cuidado!, este libro es aditivo y no podrás soltarlo hasta que lo acabes.
Otro punto importante es que el libro es autoconclusivo, lo que es de agradecer en un mercado saturado de sagas eternas. Hay que decir que el autor deja una puerta abierta a la continuación de las aventuras de Amanda y su inseparable oso Kimi. ¿Tendremos más misterios por resolver? Espero que sí, y que sean tan divertidos como este.
Poco más me queda por decir. Amanda Linus y el asesino invisible ha sido un descubrimiento fantástico, divertidísimo, y no puedo dejar de recomendárselo a todos los amantes de la fantasía oscura, mordaz, inteligente, con mala baba y varios zombies de por medio. Si tenéis la oportunidad de haceros con él, no os arrepentiréis.
Puntuación: 7/10
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.