Primer volumen integral de una de las series más populares del sello Vertigo (100 Bullets), publicado por Planeta DeAgostini.
Con esa premisa se consigue fraguar el creciente interés del lector que va pasando páginas sin parar con el único fin de adquirir cada vez más información sobre la personalidad del llamado Agente Graves, pero sin darse siquiera cuenta de que una vez comenzado el relato es imposible dejarlo de lado. Con las dosis justas y oportunas, mediante capítulos cortos con escenas de acción o diálogos entre personajes, Azzarello va soltando perlas de información para que vayamos atando cabos paulatinamente, sin revelar en ningún momento el propósito de Graves o de los diferentes motivos que se ocultan tras todos los personajes que desfilan por la novela gráfica, ni siquiera sobre la trama global de la serie. Porque una de las mejores características de 100 Balas es sin duda el acto de presentación que van haciendo los personajes, la manera en que todos ellos terminan de algún modo relacionándose en este thriller negro que aboga por los recursos clásicos del género, esto es, luces de neón, lujosos restaurantes a medianoche, lluvia resbalando por los cristales de un apartamento en penumbra de los suburbios, pero también las palmeras de las costas estadounidenses, los pandilleros con sus coches y sus trapicheos, así como las altas esferas millonarias que mueven los hilos de los que están abajo. De todo eso tiene 100 Balas, un cóctel que en ocasiones me ha parecido una atractiva mezcla entre (siempre con perspectiva, muchos de los referentes son posteriores) El Caso Bourne y El Código Da Vinci, entretejida con el cine de Tarantino (Pulp Fiction, Jackie Brown, Reservoir Dogs) o las películas de Guy Ritchie (Snatch, Lock & Stock, RocknRolla), e incluso de los videojuegos Grand Theft Auto. Aunque debemos decir que salvo contadas ocasiones, el humor negro de 100 Balas es demasiado cáustico y servido en muy pequeñas dosis, la mayoría de las veces casi inexistente.
Estamos hablando de un cómic adulto propio del sello Vertigo, por lo que no podemos permitir que el tebeo caiga en manos del sobrinito de turno o en las del hijo pequeño al que se le da un tebeo para ver los dibujos o pasar el rato. Los personajes de 100 Balas son malhablados, malhumorados, juran en vano cada vez que pueden (muchos de los personajes vienen de barrios marginales), y los tipos duros disparan a quemarropa cuando se les presenta la ocasión. La violencia está presente, también el sexo, aunque de una forma demasiado contenida, con el erotismo a la vista, que aunque bien puede dar pie a situaciones de obligado contenido explícito, ni el guionista ni el dibujante lo permiten, cerrando la escena para cambiar de personaje o de entorno. No es ese el propósito de 100 Balas, el suyo es del de hacer pasar una buena experiencia al lector que busque sensaciones fuertes en un cómic, o el de suplir el ánimo de novela negra en un tebeo de buena factura. Los dibujos de Eduardo Risso se adecúan perfectamente a lo que Azzarello quiere contarnos a lo largo de los cien números que va a durar la serie (tantos como balas tiene el maletín de Graves), plasmando con corrección las actitudes, expresiones o gestos de todos los personajes que desfilan por la novela, también de la volubilidad del guión y sus cambios constantes (para ello se emplean diferentes técnicas de viñetas). No se trata de un dibujo excelente, el sello Vertigo nunca ha destacado excepcionalmente por esa cualidad como sí han hecho otras empresas, pero sí uno que está a la altura de las expectativas y no defrauda con lo que el tebeo quiere contarnos, la sensación o poso que nos quedará en el momento en que cerremos las tapas de este primer integral. Podemos decir que los fondos pecan muchas veces de demasiado simplistas, aunque es claramente un recurso intencionado para resaltar la presencia del personaje en viñeta, así como la modernidad de la trama y el constante paisaje urbano por el que se mueve el guión. No olvidemos la citada mención a los coloristas Grant Goleash y Patricia Mulvihill, sin cuya profundidad a las pinturas no sería lo mismo, ni tampoco sin las geniales portadas de Dave Johnson (la edición integral trae recopilatorios al final), todos ellos nominados a varios premios en diferentes categorías.
Ahora comentemos un poco la edición de esta edición recopilatoria de Planeta DeAgostini. Es bien sabido que 100 Balas ha tenido una edición un poco segmentada en España, algo similar a lo que ha ocurrido con The Sandman o Hellblazer (creo que esta última la que más), primero de mano de Norma Editorial en formato prestigio agrupando varios números en un tomo, luego por parte de Planeta DeAgostini publicando lo que faltaba a partir de ese material, con un reinicio en formato regular en kioscos de por medio (aunque sin llegar a buen puerto). Realmente no hay problemas en seguir la serie en formato rústica, agrupada por arcos argumentales, pero si hay que elegir una edición para leer 100 Balas, esa sería sin duda la última edición definitiva, la que viene en cuatro cómodos tomos integrales en tapa dura con su cinta de lectura roja (mientras hablamos, falta por salir el cuarto volumen), a la sazón de 25 números USA en cada tomo, de unas seiscientas páginas cada uno. Incluso se pueden encontrar todos juntos en una edición especial en maletín, que resulta ser una réplica del que suele entregar Graves a los desconocidos. Sea como fuere, y si no os gustan los volúmenes pesados para llevar en el metro o en el autobús, sigue siendo una edición a recomendar, más que nada para no tener que sufrir la molestia (o placer, según se mire) de buscar uno a uno los tomos en rústica para tener los cien números completos de la serie en nuestra biblioteca. A la espera estoy de ver en movimiento las andanzas del Agente Graves en la pequeña pantalla. Sin duda va a ser difícil (que no imposible) adaptar un cómic con tantos personajes y situaciones como este.
Ventajas:
-Un tebeo para desconectar y dejarse llevar por una buena historia negra, donde todo va encajando como las piezas de un reloj.
-Cuando termines este primer tomo querrás más...
Desventajas:
-Personalmente, me descoloca un poco los tebeos que se leen tan sumamente rápido, aunque eso es buena señal.
-En ocasiones puede dar la sensación de estar algo contenido en determinadas situaciones, como si una fuerza mayor le retuviera.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.