Película dirigida por Alfonso Cuarón (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban), y que supone una excelente aportación al contexto del mago creado por J.K. Rowling.
La tercera de las aventuras del joven mago junto a sus compañeros de colegio mágico me parece la mejor de todas, como también me lo parece la tercera novela de la colección, seguida a tan sólo una milésima de distancia por Harry Potter y El Caliz de Fuego. En la cinta dirigida por Alfonso Cuarón creo que se sigue manteniendo el espíritu de Harry Potter en sus inicios, antes de que se retome de manera absoluta el manido tema del Elegido contra el malo de turno, Voldemort en este caso. Harry Potter siempre va a tener en mi estantería un hueco predilecto como las novelas juveniles (y de fantasía en general) que más me han gustado en los últimos años, por su estilo, por su premisa, por esa perfecta mezcla entre mundo mágico y mundo muggle, por la escuela de magia que a más de uno le hubiera gustado disfrutar de verdad en lugar de los tradicionales colegios e institutos de toda la vida.
Con motivo del estreno de la octava (aunque segunda parte de la séptima) entrega de la saga, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, era hora de elaborar un no-exaustivo repaso a algunas de las películas anteriores. Para empezar, creo que lo que más llamó la atención desde un primer momento en esta tercera entrega es su ambientación. No sé si por el cambio de director o por el síntoma general de querer darle un aspecto diferente tras las dos primeras películas (que se convertirán con el tiempo en clásicos del cine de fantasía, si es que no lo son ya), pero Harry Potter y el Prisionero de Azkaban tiene un aire tétrico y neblinoso que creo es uno de sus mayores aciertos a la hora de plasmar la genialidad de la que hace gala la novela. Esa base más macabra (sin exagerar, todo hay que decir) viene acentuada por las escenas donde aparecen calabazas (en el huerto de Hagrid), el verdugo con hacha descomunal al hombro, o simplemente la mención de la Casa de los Gritos, donde tendrán lugar varias revelaciones sorprendentes que a más de uno dejarían con la boca abierta. Todo muy a lo Halloween. Por si fuera poco, la mención de un asesino recién fugado de una prisión de máxima seguridad como es Sirius Black (genialmente interpretado por Gary Oldman), debe poner los pelos de punta a cualquiera, más si se trata de un adolescente con la palabra "Potter" escrita en neones por todo Hogwarts. Aunque la saga siempre ha tenido un toque más bestia de lo acostumbrado en el cine juvenil, en esta tercera parte, el toque lúgubre queda magistral, unido al hecho de la aparición de los dementores (que nos recuerda fugazmente a los Nazgûl de El Señor de los Anillos), además de varios elementos adicionales como el tema de la luna llena, los boggarts, etc. Vamos, que J. K. Rowling ha creado todo un imaginario particular que será recordado durante décadas.
La inocencia de los inicios de las aventuras del joven mago son sin duda lo que más me atrae de "Harry Potter". Pienso que la manera en que todo el asunto de los exámenes del colegio, las clases de hechizos, de alquimia, de herbología, van quedando atrás para centrarse casi exclusivamente en la lucha entre el Bien y el Mal (antes estaba presente, pero en un segundo plano), es lo que ha hecho que pierda paulatinamente el interés entre muchos seguidores (yo incluido). Por suerte, en Harry Potter y el Prisionero de Azkaban aún se mantiene ese estilo de inocencia del tipo "estamos seguros en Hogwarts" que se extenderá hasta la cuarta película y la mitad de la quinta, por lo menos. Opino que Harry Potter y las Reliquias de la Muerte fue un libro demasiado polémico por su resolución y broche final a la saga.
La tercera película, retomamos, aparte de esos elementos más sombríos, más siniestros, también sufre un cambio sustancial en los escenarios. Por ejemplo, antes se nos mostraba los terrenos del colegio con una superficie más llana, más horizontal. El cambio más notable es cuando los tres amigos salen por las puertas del castillo para dirigirse hacia la casita de Hagrid que, como habremos podido comprobar, se trata de un terreno más escarpado, más parecido a las Highlands escocesas que a la típica campiña inglesa, junto a esas piedras, a modo de menhires que hay nada más salir por la puerta que lleva a la zona del guardabosques bonachón (hablamos otra vez de Hagrid), o el pasillo-puente de madera donde Potter tiene una melancólica charla de aprendizaje con el siempre interesante profesor Lupin. Personalmente agradezco este cambio en el ámbito visual para no estancar a las sucesivas películas con los mismos escenarios de siempre, es bueno refrescarlos de vez en cuando como ha hecho Cuarón en esta entrega. Y si hablamos de cambios, también tenemos que comentar la sustitución de Richard Gambon como Albus Dumbledore por Richard Harris, que quizá haya perdido algo de la afabilidad del primero, pero siendo siendo una buena caracterización igualmente.
Pero a todo esto le tenemos que añadir los espectaculares efectos especiales (la fantástica recreación del hipogrifo Buckbeak, sobre todo), que hay que decir, es sobresaliente en absolutamente todas las películas, la inclusión de Emma Thompson como la excéntrica profesora de adivinación, Sybil Trelawney, el siempre severo profesor de pociones, Snape (uno de mis papeles favoritos de toda la saga), así como todo el tema de los dementores, los patronus, los lumos, las profecías, el autobus noctámbulo, la licantropía, el énfasis en el paso del tiempo... Vamos, una amalgama de poderosas razones para ver esta película, de las mejores, si no la mejor, de todas las películas sobre el joven mago que, podemos decir a estas alturas, se han hecho. Por supuesto, no podemos terminar esta reseña sin dejar de mencionar de manera obligada la genial banda sonora compuesta y dirigida por John Williams, que sigue siendo a día de hoy uno de mis compositores favoritos. El músico inglés hace gala de todo su despliegue para plasmar a la perfección ese ambiente lóbrego, en ocasiones melancólico o triste (el tema A Window to the Past), que se refleja en la película, o el Double Trouble, que reproducimos a continuación:
Ventajas:
-El cambio en la ambientación respecto a las dos primeras entregas son sus mejores bazas.
-Cada entrega no sorprende con nuevos elementos. En esta ocasión, la gran variedad de ellos hace imposible aburrirse.
-La banda sonora de John Williams.
-Los créditos finales con el Mapa del Merodeador de fondo.
Desventajas:
-Prácticamente ninguna, quizá el que no te guste Harry Potter.
-Hay un deus ex machina demasiado destacado (ya sabéis del que hablo), aunque tiene su gracia totalmente intencionada, añadiendo el toque perfecto.
3 comentarios
A mí también me parece el mejor libro de toda la saga y también la mejor adaptación de todas!! Veo que andas abriendo boca para el estreno del viernes ;P
No ya abriendo boca, sino revisitando algunas de las películas, porque no voy a ir a ver esta segunda parte de Las Reliquias de la Muerte, todavía no he visto la primera. Las veo juntas o nada. xD
Pero, vamos, cómo lo diría: completamente de acuerdo con toda la reseña.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.