El creador del Cosmere recalca la impronta que le dejó el autor de “La Rueda del Tiempo” y el valor de detallar algo aparentemente sencillo como una taza de agua.
El 16 de septiembre se cumplieron diez años desde la muerte de Robert Jordan, y Brandon Sanderson —quien, como sabéis, tuvo a bien escribir los tres últimos volúmenes de “La Rueda del Tiempo” tras una colaboración de cinco años con la familia de Jordan— aprovechó la ocasión para dedicarle al autor unas sinceras palabras en su blog, aunque sin olvidar lo difícil que resulta señalar una fecha tan funesta. Y es que para Sanderson, Jordan fue casi “una figura mítica, como surgida de los libros”, por no hablar de que fue el mentor que nunca llegó a conocer.
El creador del Cosmere incide en que, además de ser un día importante para el fandom de “La Rueda del Tiempo”, Jordan cambió la fantasía de muchas formas. Pero solo una de ellas es la que ha elegido Sanderson para lanzarse a elogiar al autor: “Robert Jordan me enseñó cómo describir una taza de agua.”
El texto en el blog de Sanderson está en inglés, pero os ofrecemos nuestra traducción a partir del momento en que el autor argumenta la importancia de la taza de agua:
“Parece una tarea fácil. Todos sabemos cómo es el agua, cómo se siente en la boca. El agua es ubicua. Describir una taza de agua se parece un poco a un bodegón. De niño solía preguntarme: ¿por qué la gente pasa tanto tiempo pintando cuencos de fruta, cuando podrían pintar dragones? ¿Por qué aprender a describir una taza de agua, cuando la historia va de magia molona y, bueno, dragones?”
El autor continúa su manifestación sobre la maestría de Jordan:
“Es algo con lo que tuve problemas cuando era un escritor adolescente: intentaba darme prisa en las partes aburridas para llegar a las partes divertidas, en vez de aprender a hacer que las partes aburridas fuesen interesantes. Una taza de agua es vital para esto. Robert Jordan me mostró que una copa de agua puede ser una línea cultural divisoria, la diferencia entre alguien que creció entre dos ríos y alguien que hace solo dos semanas que ha visto uno.”
“Pienso en todo esto cuando miro a mi vieja y ajada copia de El ojo del mundo”, comenta en relación al libro que compró en otoño de 1990 y que le inició en este camino. “Porque últimamente los libros no van siquiera de historias, van sobre lo que las historias nos hacen a nosotros.”
El texto completo en inglés puede leerse aquí.
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