Douglas Hulick entra a la literatura fantástica por la puerta grande con una novela sobre un mundo oscuro y criminalizado.
Nos molan los criminales, no hay ninguna vergüenza en reconocerlo. Esa sociedad aparte que mora debajo de cada ciudad, de cada país, llena de traficantes, mercenarios, asesinos, ladrones, explotadores y gente de semejante calaña nos resulta extraordinariamente atractiva. ¡No séais puritanos, sabéis que es verdad! ¿O acaso no es Breaking Bad, serie que gira en torno al tráfico de metanfetamina, una de las más famosas de los últimos años? ¿No está lleno el cine de pelis sobre asesinos a sueldo, sobre mercenarios que ahora tienen un asunto personal, sobre prostitutas… punto? Y por supuesto, la fantasía no va a ser menos, se dijo un día un individuo llamado Daniel Polansky. Y, un tiempo después, otro tipo llamado Douglas Hulick. Y hasta el día de hoy, les damos las gracias por ello.
Digo esto porque es imposible hablar de Among Thieves sin mencionar a ese genio fantástico que es Daniel Polansky y su debut Bajos Fondos, porque está bastante claro que Hulick bebe directamente de él, tanto en ambiente como en presentación. ¿Es esto algo malo? No, por Crom. El mundo sabe que necesitamos más fantasía criminal. Es cierto que muchas novelas de fantasía giran en torno a individuos de lesa moralidad o que se relacionan con criminales de baja estofa. Pero eso es una cosa, y la fantasía criminal es otra. Tan distintos como un poco de agua fría con sal y pimienta y una buena sopa.
Al lío. Drothe, nuestro protagonista, es un Nariz, una especie de investigador que trabaja para Nicco, uno de los señores del crimen de la ciudad imperial de Ildrecca. Su trabajo es husmear, recolectar rumores, seguir pistas, y si es necesario, rajar unas cuantas gargantas y recuperar unos cuantos objetos (para lo cual siempre cuenta con la ayuda de su inestimable amigo, el mercenario Degano de Bronce). Sin embargo, el caso que ahora le ronda es muchísimo más grande de lo que pensaba, ya que involucra una reliquia que tiene el poder necesario para conquistar toda la ciudad, o incluso para destruir al emperador si se desea tal cosa. Por supuesto, esto es caramelo de buen gusto para todo el submundo, y Drothe se ve sumergido en un conflicto que cada vez va escalando a más mientras intenta hacer todo lo posible por conservar lo único que valora: su cuello.
Lo segundo que merece una mención de honor es el propio Drothe. Dios sabe que he leído muchos libros para jóvenes adultos en mi vida (y Dios sabe que leeré muchos más) y todos ellos se caracterizaban por tener un vomitivo estilo en primera persona que negaba cualquier capacidad de reflexión o de emoción, centrado sólo en acción, acción y más acción. Odio eso, no lo soporto. Sin embargo, Among Thieves hace esto de la manera correcta. Sí, por fin un libro escrito en primera persona que lo hace bien. Drothe tiene una naturaleza y una personalidad propia, y creo que no seríamos capaces de captarla tan bien si estuviese escrito en tercera persona. Muchas veces sentimos que se dirige a nosotros, explicándonos conductas y motivaciones con un tono muy personal, que recuerda casi a las pelis de Tarantino:
Como regla, no me importa renegociar – joder, es parte de hacer negocios con gente como Esquirlas. Los Hijos siempre intentan limarte los bolsillos para sacarse unos cuantos halcones extra. Pero hay una manera correcta de hacerlo y una manera incorrecta. La forma correcta involucra respeto y un poco de tira y afloja por ambos bandos. La manera incorrecta normalmente involucra demandar más dinero “o si no…” A menos que sea yo el que lo está diciendo, odio el “o si no”.
Como único punto negativo, tengo que sacarle tal vez el exceso de info-dumping que había al principio del libro. Muchas veces la acción se ralentizaba para que Drothe pudiera hablarnos sobre cierto criminal con el que tenía relaciones o sobre aspectos de su mundo como las encarnaciones del Emperador (algo que he encontrado increíblemente original), la orden de mercenarios de los Deganos (también, algo original a rabiar, y lo digo sin sarcasmo) o la explicación del barrio de Diez Caminos. Sin embargo, cuando se pasó esta parte y el ritmo de la novela aceleró, me dí cuenta de que Hulick lo hizo para agilizar la trama a medida que se acercaba el final. Fue una buena decisión, y por eso se lo perdono.
En definitiva, Among Thieves es una entrada triunfal por parte de Douglas Hulick al mundo de la literatura fantástica, ayudando a estabilizar los cimientos del subgénero que empezó Daniel Polansky. Tiene un mundo oscuro y criminalizado realmente interesante, un personaje que en más de una ocasión te arrancará una sonrisa y sentirás que se merece algo mejor, y una historia de conspiración y suspense que te mantendrá en vilo hasta la última página. Lamentablemente no hay planes actualmente para traerlo a los países hispanohablantes, pero si sois diestros con la lengua del rey Jorge, siempre podéis contratar a un contrabandista.
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Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.