Edgar Rice Burroughs
Edición en tapa dura, fuera de colección, 102 páginas. 19 doblones. A la venta en mayo. Ciencia-ficción, sexta entrega del Ciclo John Carter de Marte.
Escribe Richard A. Lupoff, en su magnífico , que el luxemburgués Hugo Gernsback era un correcto, puntilloso, orgulloso y singular editor de ciencia ficción de espíritu prusiano. El americano Burroughs, en cambio, era un hombre rudo, robusto, sereno y grande como un oso. El uno mantenía un gran respeto por el rigor científico, mientras que el otro sentía una benevolencia desdeñosa por cualquier cosa que pudiera interponerse en el camino de una animada aventura.
Cuando los dos coincidieron, hacía ya doce años desde que Burroughs pasara a ser el excelentísimo señor Don Edgar Rice Burroughs. Es un historia muy conocida y muchas veces contada. Un arruinado Edgar encontró un empleo mal pagado en la Liga Antialcohólica Americana. Había tenido un segundo hijo y se había visto obligado a empeñar las joyas de su mujer y hasta su propio reloj. Su trabajo consistía en examinar los anuncios de periódicos y revistas, en particular de los , así llamados porque sus páginas eran de pulpa de papel para abaratar su precio. Leyó en ellos muchos relatos y esto lo sé hacer yo, debió pensar, de modo que pasó a emplearse en una fábrica de sacapuntas para disponer de tiempo para escribir.
En los Estados Unidos solo había por entonces tres revistas en las que pudiera publicar, los magazines de Munsey. Se dice de Frank A. Munsey que era malo por los cuatro costados. En cita de Jacques Sadoul en, a su muerte mereció este epitafio: «Aportó al periodismo de su época el talento de un charcutero, la ética de un usurero y el estilo de un empleado de funeraria». Sin embargo, la historia de la ciencia ficción americana hubiera sido otra sin él.
La Búsqueda de Kadji
Lin Carter
Edición en rústica con solapas, col. "Delirio" número 69, 216 páginas. 18 doblones. A la venta en mayo. Fantasía heroica, primera entrega de "Las Crónicas de Kylix".
Zarouk, anciano guerrero y abuelo del joven Kadji, le pide al muchacho que destrone al Príncipe Yakthodah, usurpador del Emperador del Trono del Dragón, y que le corte la cabeza como venganza por las afrentas cometidas contra su pueblo. A lomos de Haral, su fiel y negro poni feridoon, y con la hermosa y pelirroja Thyra a su lado, Kadji galopa hacia el este para vencer a su enemigo: sabe que si fracasa en su misión de decapitar a su enemigo será tratado como un cobarde... o como algo peor. Con estas premisas dan comienzo las aventuras de Kadji, el Halcón Rojo, uno de los miembros más jóvenes del Chayyim Kozanga, una horda de bárbaros de las llanuras que asolan el mundo de Gulzund, bajo la estrella Kylix. La Búsqueda de Kadji, desesperada y mortal, le llevará cada vez más hacia el este, hasta alcanzar finalmente el mismo Borde del Mundo, donde se alza la ciudad de Ithombar, la ciudad de los Inmortales, donde ningún hombre mortal puede penetrar. Una aventura de fantasía heroica, de épica fantástica del mejor estilo, por uno de los más afamados continuadores de Conan el bárbaro y del rey Kull, los personajes creados por Robert E. Howard, y también un autor capaz de inventar sus propios mundos de fantasía, terror y ciencia ficción. Esta aventura, en la más pura tradición de Conan (no me he podido resistir a decirlo), encantará a los amantes de un género que en nuestro país es tan poco conocido como a veces denostado: el de espada y brujería.
Los herederos de Julio Verne
Gabriel Bermúdez Castillo
Edición en rústica con solapas, col. "Delirio" número 70, 524 páginas. 25 doblones. A la venta en mayo. Ciencia-ficción, Independiente.
Dice el autor: «Un día, a mediados de abril del año 2012, apareció en mi mente el título de la misma. ¡Los herederos de Jules Verne! Ahí estaba, como colgado en el espacio, solo por completo, sin una sola palabra, idea o imagen que lo completase. Recuerdo que pensé que era un título bonito, sugerente, y desde luego, que me gustaría ponerle una novela detrás. Ya no pude pensar más que en ello a partir de ese momento. Afortunadamente, comenzaron a unirse ideas a ese hermoso pero solitario título. La primera fue que Jules Verne había dejado en poder de un notario de Amiens una serie de documentos que, con ciertas condiciones, debían entregarse a determinadas personas, a las que calificaba como «sus herederos», aun no siendo de su propia sangre. En esos documentos, trataba de proyectar en el futuro su solitaria existencia, esperando que esas personas le comprendieran mejor que lo habían hecho muchos de los amigos o familiares que le rodearon en vida. Se unió a ello un gran interrogante que siempre se me había plantado: ¿de donde sacaba tiempo Jules Verne para las múltiples actividades que realizaba, y para el enormemente complejo sistema de escribir y corregir pruebas que utilizaba? Y también, ¿cómo era posible que se documentase tan profundamente sobre lugares y sucesos? Incluso hoy, con internet a muestra disposición, a veces es difícil documentarse sobre determinados temas».
Con estas ideas en mente, Gabriel Bermúdez Castillo nos ofrece una novela que es, en sus propias palabras, el relato de una búsqueda tanto material como espiritual. Sus personajes, a semejanza de otros tantos de su amado Verne, deambulan por el espacio y por el tiempo en busca de maravillas sin cuento, recreando con cada nueva aventura de su interminable periplo alguno de los mundos vernianos. Una novela de aventuras de la gran escuela, pero también una moderna novela sobre los viajes por el tiempo en la que no falta nada de las muchas cosas que pueden encantar y atraer a los lectores.
Wonder Stories (1929-1936)
Una selección de Francisco Arellano
Edición en rústica con solapas, col. "Delirio" número 73, 314 páginas. 25 doblones. A la venta en mayo. Ciencia-ficción, Independiente.
Cuando a Hugo Gesnback le arrebataron con malas artes la dirección de su querida revista a principios del año 1929, este director de publicaciones de carácter científico no se rindió y se dedicó en cuerpo y alma a la creación de una revista que continuaba directamente con lo que llevaba apenas tres años publicando en la que fue la primera revista de ciencia ficción de todos los tiempos. Fruto de aquella bancarrota ficticia en la que le sumieron sus «amigos» fue el nacimiento de una serie de revistas que, bajo diversas denominaciones, se editaron a lo largo de casi treinta años (1929-1955) y con diversas cabeceras todas encarriladas alrededor de la palabra «Wonder». La primera de ellas fue (junio de 1929 a mayo de 1930); simultáneamente se publicó (julio de 1929 a mayo de 1930); en mayo de 1930 ambas revistas se fusionaron y aparecieron sin solución de continuidad en el número de junio de 1930, ya bajo el nombre de Wonder Stories, extendiéndose su historia hasta el número de marzo-abril de 1936. Además, de otoño de 1929 a la primavera de 1930 aparecieron tres números de Science Wonder Quarterly; a estos habría que unirles los diversos Wonder Stories Quarterly que, trimestralmente, vieron la luz entre el verano de 1930 y el invierno de 1933. Bastantes números, más de cien, casi todos ellos con cubiertas del grandísimo Frank R. Paul. Pero la historia no termina aquí, ni muchísimo menos. Nada más cerrar , aparecerá una nueva revista del grupo « en el mes de agosto de 1936 (las cubiertas, a partir de aquí, ya no eran de Paul) con el título de , que duraría hasta el año 1955.
Lo que sigue son relatos de ciencia ficción de la edad dorada de los ; historias que marcaron toda una generación de textos y que, una vez más, se encuentran en las mismas raíces del género. Sin ellas no estaríamos donde estamos ahora. Además, vale la pena echar un vistazo a su temática para darnos cuenta de lo poco que han avanzado las letras en nuestro campo, porque los argumentos (salvando las distancias del tiempo que de ellos nos separan), no son tan diferentes de los que inventan hoy en día los autores más reputados. Juzguen por ustedes mismos.
2 comentarios
Hola. ¿El Cerebro Supremo de Marte forma parte de la saga de John Carter, verdad?
Efectivamente, ha sido un fallo. Es la sexta entrega del ciclo de Barsoom, novela que anteriormente sólo estaba publicada por la denostada Pulp Ediciones.
Un saludo.
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.