Si disfrutamos con Las Guerras de Hierro, considero que con El Segundo Imperio no saldremos en absoluto decepcionados. Continuación directa del anterior, en esta cuarta entrega confluyen varias de las tramas que venían arrastrándose de entregas anteriores, demoradas en pos de motivos para favorecer el más puro cliffhanger (descuidad, el final de El Segundo Imperio también tiene un punto de enganche sublime). Así, la trama del marino Richard Hawkwood, tanto como la de Murad de Galiapreno, Bardolin o el rey hebrionés Abeleyn, tienen aquí un punto de inflexión importante en tanto se abren nuevos frentes para ellos. Pero esto quizá no sea suficiente. Nos puede dar la impresión de que las historias de estos geniales personajes no bastan para satisfacer las ansias del lector por conocer más sobre ellos, dónde irán o qué harán a continuación. Pero Paul Kearney sabe que "Las Monaquías de Dios" no se nutren tan sólo de estos personajes, todos ellos han tenido la atención merecida en anteriores capítulos. La estrella, por así decirlo, de la saga, es el general Corfe Cear-Inaf, superviviente de la batalla en el Dique de Ormann (y de muchas otras), ahora comandante en jefe de todo el ejército toruniano. Mucho es lo que hay en juego, el destino de toda Normannia pende de un hilo frente a la invasión merduk. Pero Corfe está en primera línea de batalla para hacerles frente, justo al lado contrario de donde se encuentra el sultán de Ostrabar, Aurungzeb, quien en esta ocasión ilustra la portada de Alejandro Colucci para el libro.
En Las Guerras de Hierro fuimos testigos de un espectáculo bélico con pocos precedentes, una batalla en cierta forma imprevista. Pero debemos decir que en El Segundo Imperio se muestra un evento bélico incluso mayor, con toda la preparación previa adecuada, la maquinaria bélica del ejército toruniano totalmente engrasada, los salvajes de las Címbricas con su armadura ferinai dispuestos a hacer sangrar al enemigo, los tercios fimbrios perfectamente alineados, la mente de Corfe funcionando a toda velocidad. Quizá sea ese el punto determinante para que este tipo de batallas funcionen a la perfección en una novela de corte fantástico, la propia verosimilitud.
Hemos dicho que "Las Monarquías de Dios" es una saga de fantasía, sí, pero no una fantasía bajo los estándares de la denominada high fantasy, sino una en la que el nivel de criaturas extrañas (véase monstruos), usuarios de magia (aunque existe el dweomer y los familiares), espectaculares escenas de hazañas sobrehumanas o magos que exterminan a docenas de enemigos con sus bolas de fuego, se ha reducido a prácticamente cero.
Aquí lo que prima es la política, el olor de la pólvora en mitad de una batalla donde se puede palpar el dolor de los hombres al ser desgarrados por una espada, la tensión de la espera, la confusión reinante mientras los dirigentes aguardan noticias de un correo desesperado que porta la situación de un ejército a veinte leguas de distancia, la contemplación del ejército enemigo abarcando absolutamente toda la línea del horizonte con sus pendones al viento, el brillo de los cañones bajo un cielo rojo como la sangre.
Paul Kearney sabe muy bien como hacernos partícipes de un acontecimiento de tal magnitud, pero además juega con el "factor-certeza", la seguridad de que más allá de unas pocas páginas la muerte se cernirá sobre los personajes, que cae como una losa sobre el lector-espectador, quien no tiene más que resignarse ante lo inevitable. Todo esto hace de El Segundo Imperio una lectura altamente recomendable, no sólo por sus cualidades que elevan el conjunto de la obra por encima de otros muchos títulos similares de literatura fantástica, sino porque el autor sabe transmitir la sensación de una crónica bélica (básicamente, es lo que es "Las Monarquías de Dios"), y de un importante cisma religioso. Sumado al hecho de tratarse de obras relativamente cortas, que prácticamente no llegan a las trescientas páginas, con un número ajustado de personajes (muchos de ellos secundarios que orbitan en torno a los focos centrales), las novelas se digieren con una rapidez pasmosa, saltando de un personaje a otro con sorprendente facilidad. En definitiva, un tipo de fantasía que es muy probable que guste por igual tanto a los habituales a este tipo de literatura como a los versados en narrativa histórica, todo un soplo de aire fresco, poniendo de manifiesto una vez más que la fantasía no es exclusiva para jóvenes.
5 comentarios
Como siempre, mi pregunta está en el: ¿Por qué no un 10? xD Lo cierto es que con estas reseñas solo consigues ponerme los dientes aún más largos yo que soy amante de esos libros donde puedo tener mil millones de hazañas bélicas en las que recrearme. Creo que va siendo hora de darle prioridad a esta saga en la lista de los futuribles.
Realmente apasionante esta saga, que como bien dice Cyram será futurible y puede que en su momento se haga una serie televisiva como "Juego de tronos" ¿No creéis? será bueno haberla leído para entonces, bueno, es un sueño.
Magnificas las referencias literarias que haces Loren, sin ellas pasarían desapercibidos muchos títulos y sagas. Siempre estaremos en deuda contigo por ello. A través de tus reseñas nos despiertas es deseo de conocerlas.
No le he puesto un 10 porque tendrá cosas que no gusten a todo el mundo, se trata de una fantasía donde el término más fantástico se reduce a que el mundo es inventado (con muchas reminiscencias de nuestra Europa) y los personajes también.
Por otro lado como entrega independiente no funciona, forma un todo con el resto de volúmenes, aparte de que como no te guste el personaje de Corfe Cear-Inaf lo llevas un poco claro, al tratar casi todo de él. :D
Lectura obligada.
Muchas gracias Yobana, se intenta hacer lo que se puede. Si hubiera que elegir candidatos de literatura fantástica para que la HBO los plasmara en serie de televisión, mi voto iría seguro para "Las Monarquías de Dios" sin lugar a dudas. Quedaría como un relato histórico-fantástico, sentando un nuevo precedente en la forma de hacer series (sería muy similar a aquella miniserie sobre Napoleón que protagonizó Ian Holm).
Tengo los dientes tan largos que araño el suelo.¡Otra serie de libros que tengo en la lista de deseos que crece, y crece, y crece, y crece... :D
Hum, conociendo tus gustos literarios, creo que vas a disfrutar bastante con "Las Monarquías de Dios". Vamos, o eso me imagino yo. xDD
Tengo que hincarle el diente al quinto cuanto antes!
Hace mucho tiempo que no oyes el suave sonido de la pluma rasgando el pergamino, así que busca en la estantería más cercana y recita los versos apropiados, pero sé cuidadoso o terminarás en la sección prohibida. ¡Por Crom! Los dioses del acero te lo agradecerán.