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Mi espada, mi conjuro.
La puerta. Magia.
La mazmorra. Un troll.
Nos gusta la fantasía

"Sabe, oh príncipe, que entre los años en que los océanos anegaron Atlantis y las resplandecientes ciudades [...] hubo una edad no sonada en la que brillantes reinos ocuparon la tierra como el manto azul entre las estrellas."

LA

en la tinta

Mi espada, mi conjuro. La puerta, magia, Igni. La mazmorra,
un troll. El mundo. Nos gusta la fantasía.


- La fantasía es la poción mágica de la literatura -

Mi espada, mi conjuro. La puerta, magia, Igni. La mazmorra, un troll. El mundo. Nos gusta la fantasía en todas sus formas.

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25 de mayo de 2017

‘Weird Detective’, o cómo investigar a los Antiguos

Sebastian Greene parece un detective común, pero es en realidad un extraterrestre infiltrado que está en la Tierra para cumplir la misión que le ha encomendado su raza.


En la ficción detectivesca es, posiblemente, donde se encuentran los personajes con las manías, costumbres y psiques de lo más excéntricas que hayamos podido ver —Sherlock Holmes, Gervase Fen, Harry Dresden, Batman, John Constantine o Joe Golem, los ejemplos son muchos y variados—, lo que unido a unos métodos de deducción portentosos y en ocasiones poco comunes da como resultado personajes memorables que pasan a formar parte del imaginario colectivo. Sebastian Greene, el protagonista de Weird Detective, podría formar parte de ese grupo de personalidades de la ficción policíaca: es raro, apático y encima tiene poderes sobrenaturales. El título ya lo tiene ganado con tan solo un sencillo examen de aptitud.

Weird Detective es una serie nueva e independiente firmada por el guionista estadounidense Fred Van Lente (Marvel Zombies, X-Men Noir, Power Man and Iron Fist) que cuenta con los lápices de Guiu Vilanova (Conan: Xuthal del crepúsculo). La serie tiene cinco números publicados en el original por Dark Horse, mientras que la edición española, en una sólida edición en rústica, corre a cargo de Medusa Cómics —la misma que ha publicado la interesante Colder o esa diversión sin complejos que es Kiss Me, Satan!—, quien ha publicado el mismo recopilatorio que publicó la editorial del caballo negro el pasado mes de febrero.


Si bien a estas alturas ya no nos sorprendemos con las mezclas que surgen de barajar distintos elementos de la literatura, el cine o el cómic —en este caso lo policíaco con el universo lovecraftiano—, la verdad es que el experimento ha quedado bastante resultón y, por encima de todo, entretenido, que es lo que buscamos en 0te tipo de lecturas. Weird Detective plantea la investigación de unos crímenes atroces —lo único que queda de las víctimas son las ropas y la piel— desde el punto de vista de un detective que oculta su apariencia tras un cuerpo prestado, y no es para menos, ya que proviene del espacio y encima de una raza que ha jurado acabar con sus enemigos.

Las situaciones se resuelven a favor de las aptitudes de Sebastian Greene y sus muchos sentidos hiperdesarrollados.

En Weird Detective se dan cita todos los elementos de la ficción policíaca que sin duda habremos visto en numerosas series de televisión o leído en novelas, pero adaptados en base a la inusual condición del protagonista —aquí está el mafioso de turno, la compañera suspicaz que además investiga en secreto al protagonista, el insoportable jefe de policía, los asesinatos conectados, etcétera—. 

La trama, ambientada en el Nueva York moderno, se desarrolla como una investigación al uso en este tipo de lecturas, pero con el añadido de que, y como es natural, las situaciones se resuelven a favor de las aptitudes de Sebastian Greene y sus muchos sentidos hiperdesarrollados, gracias a que es extraterrestre y las limitaciones humanas no le afectan como para investigar a los Antiguos que se ocultan en las sombras. Esto es, puede atravesar paredes, leer los sentimientos —imprescindibles las escenas de interacción con el gato—, y posee una mayor fuerza, entre otras cosas. Es lo que se vendría a llamar el detective perfecto en prácticamente todos los aspectos. Tanto es así que la trama no llega a sacar todo el jugo porque está quizá demasiado centrada en las cualidades del protagonista y en la extrañeza que este nos provoca.

Respecto al apartado visual de Weird Detective, los lápices Guiu Vilanova crean una composición de viñetas y planos de personajes y escenarios muy dinámica que ayudan a que las escenas de acción y los diálogos fluyan como deben. En esto ayuda mucho el color de Mauricio Wallace y Josan Gonzalez, gracias al cual la cualidad noir de Weird Detective se ve realzada sobremanera.

Weird Detective tiene mucho potencial para convertirse en una serie de varios arcos argumentales para que, con un tono similar a esta primera —y única de momento— entrega, sigamos leyendo sobre los Mitos creados por Howard Phillips Lovecraft que permanecen ocultos en la sociedad hasta la llegada del gran Cthulhu, y estos a su vez siendo investigados por una de esas criaturas de pesadilla en forma humana. 

Por ahora nos tenemos que conformar con una primera tanda más que correcta y bien escrita, y aunque es posible que al terminar la lectura no nos desprendamos de la sensación de estar ante algo anecdótico —en contraposición a la enorme oferta de series de cómics de muchos arcos argumentales de extensión, lo cual no hace sino mal acostumbrarnos—, aún por despegar gracias al apoyo de los lectores y demasiado centrado en el personaje principal —es verdad que se hace hincapié en la vida de algún que otro personajes secundario, aunque los villanos no tienen más de un rasgo o dos—, Sebastian Greene deja un buen poso y el sentimiento de haber leído un buen cómic.

Weird Detective
Fred Van Lente (guión) y Guiu Vilanova (dibujo),
Mauricio Wallace (color), Josan Gonzalez (color).
Cristina Bracho Carrillo (trad.).
Ed. Medusa Cómics.
Marzo, 2017.
Rústica con solapas.
160 págs.
16,50 €.

mayo 25, 2017y

13 de enero de 2016

'Los cuatro de Baker Street', los tramoyistas de Sherlock Holmes


Muchos de los aquí presentes hemos disfrutado en más de una ocasión de las célebres historias del detective y consultor Sherlock Holmes, ya sea gracias a los libros de Sir Arthur Conan Doyle, las películas o la serie de televisión de Gatiss y Moffat, y lo que sacamos en claro es que este personaje no es uno de los que dejan al público general indiferente.

Ya sabemos que este hombre es en ocasiones frío y otras tantas algo histriónico, y es capaz de descubrir infinidad de detalles en todo lo que le rodea gracias a su poder de observación, pero debemos reconocer que no siempre todo depende de él sino de su habilidad a la hora de "pactar" con su entorno. Un ejemplo de esto son los famosos irregulares de Baker Street, un grupo de "niños perdidos" del estilo de los que de Peter Pan (vistos por primera vez en la novela Estudio en escarlata) que reciben un chelín diario por informar a nuestro detective y hasta una guinea si los chicos le proporcionan alguna pista válida que le ayude en cualquier caso en curso.

Es evidente que estos chavales despertaron pasiones en su momento, tanto en el mismo Conan Doyle como en otros autores, ya que llegaron a tener sus propios libros escritos por Michael Citrin y Tracy Mack e incluso una serie de televisión propia producida por la BBC. En sus aventuras se basa Los cuatro de Baker Street, un BD publicado por Yermo Ediciones que se ambienta años después tras la desarticulación de esos "irregulares", cuando los únicos que quedan en la banda son Black Tom, Billy Fletcher, Charlie y Watson, su gato.


"Un plato exquisito que degustar para la mente despierta de cualquier lector que realmente se precie de serlo"
Una de las cualidades que más me ha llamado la atención de Los cuatro de Baker Street es que en todo momento podemos ver las diferentes personalidades de cada uno de los chavales. En el caso de Black Tom, al ser el mayor y de procedencia irlandesa —cosa que se menciona muy a menudo— suele ser el más violento e impredecible: parece haber adoptado inconscientemente el rol de protector en el grupo. En cuanto a Charlie, no podríamos analizarlo sin Watson, el gato callejero que terminará convirtiéndose en uno más de la banda ya que de una forma bastante sutil los guionistas Olivier Legrand y Jean-Blaise Djian irán colándolo cada vez en más escenas, hasta el punto de dedicarle al atigrado Watson su propia viñeta. Billy Fletcher es para mi gusto el que más "enjundia" aporta a la historia, ya que al tratar de imitar a Sherlock Holmes utiliza con los villanos y compinches de turno un vocabulario especialmente rico en insultos, mientras trata de ofrecer posibles soluciones lógicas a los casos que investigan. Todo esto, por supuesto, busca la aprobación de Holmes que, casualmente, siempre se encuentra ausente, ocupado o indispuesto para encargarse él mismo de estos casos.

Los cuatro de Baker Street recopila entre sus tapas los dos primeros álbumes originales de la serie (La cinta azul y El dossier Raboukine) que Vents d'Ouest publicó en Francia en 2009 y 2010 respectivamente (todavía está pendiente de salir el segundo recopilatorio en castellano con los álbumes El ruiseñor de StepneyLos huérfanos de Londres). En ambas historias veremos cómo los tres chicos y el gato deciden poner fin a una serie de conspiraciones surgidas desde lo más profundo de la chistera del villano de turno venido a menos. En el primer caso, el secuestro de la chica de la que Black Tom está enamorado les lleva a investigar una casa en la que se prostituye a algunas chicas como si fuesen esclavas. En el segundo, una conspiración urdida para culpar a un grupo de anarquistas de unos recientes asesinatos truculentos que hacen pensar en el famoso Jack el Destripador, pondrán en jaque a nuestros detectives haciéndoles correr verdadero peligro mortal. El libro se completa al final con una breve guía de la época victoriana y de las aventuras del popular detective.


En definitiva, Los cuatro de Baker Street es una primera entrega realmente interesante, con un dibujo y color por parte de David Etien capaz de transportarnos sin impedimentos a la Inglaterra victoriana más cruda y misteriosa. Las expresiones de los rostros, la agilidad de algunas de las viñetas con más acción y su habilidad para darle a determinadas escenas un ambiente que bien podrían haber surgido directamente de las series de televisión plagadas de efectos especiales, es a todos los sentidos, un plato exquisito que degustar para la mente despierta de cualquier lector que realmente se precie de serlo.

En cuanto a los guionistas se refiere, imagino que Sir Arthur Conan Doyle estaría contento con el trabajo realizado, aunque le enfadase terriblemente que se siguiese hablando de ese "maldito investigador". Espero con verdadero entusiasmo la siguiente entrega.

PD: Por cierto, no sólo os lo recomiendo yo, en cuanto veáis el principio de este cómic veréis que también lo hace Régis Loisel, antiguo colaborador de Djian.

LOS CUATRO DE BAKER STREET | Yermo Ediciones
Tapa dura, 120 págs. 27€

enero 13, 2016y

22 de mayo de 2014

Reseña: «Ritual de muerte», de Warren Ellis

En su afán por satisfacer a un lector cada vez más exigente, Alianza Editorial nos trae Ritual de muerte de Warren Ellis, autor consagrado en el mundo del cómic pero novato en el de la novela. Ellis es de los que procuran diversificarse, ya que aparte de tener su obra publicada con prácticamente todas las grandes editoriales de cómic americano, ha trabajado también en televisión, en el campo de los videojuegos y, recientemente, en el de la ficción novelada. A grandes rasgos, Ellis destaca por la vuelta de tuerca, la reinterpretación moderna que busca en obras como Authority o Planetary planteamientos y personajes clásicos del cómic de superhéroes; suele utilizar un lenguaje “sucio” de forma excesiva y continuada casi como marca de la casa.

En Ritual de muerte encontraremos todo lo que podemos esperar de la novela negra clásica. La historia en si no es nada complicada, aunque estando salpicada por algunos toques de lo que parece ser fantasía urbana a lo new weird a veces puede requerir cierta aclimatación. La estructura es simple: un agente de policía (inspector; suficiente rango para tener cierta autonomía, no lo bastante como para imponerse en nada) que ve morir a su compañero en un tiroteo encuentra por casualidad lo que parece ser la guarida de un perturbado que se ha dedicado a disponer en las paredes de su apartamento toda clase de pistolas, formando tramas y espirales. A pesar de cierta oposición de sus superiores, el agente investiga, dándose cuenta de que todas las armas están relacionadas con algún asesinato; se trata, obviamente, de la obra de un psicópata, de su ritual particular. A través de la disposición de las armas, el asesino parece querer transmitir algo. La trama que forman cuenta una historia, que éste ha ido tejiendo en la Nueva York oculta durante las dos últimas décadas. El inspector es honrado y consciente de su deber; recibe presiones para abandonar el caso, pero persiste. Percibe cosas y establece conexiones donde los demás no ven nada, y así va formándose una teoría del como y el por qué. Y aunque asocial, se rodea de un par de compañeros aún más excéntricos que él mismo, de la policía científica, que le ayudarán a resolver el caso.

“Ellis [...] sigue los tópicos sin alterarlos”
Se nota el trasfondo de Ellis como autor de cómic cuando constatamos que éste quizás abusa del diálogo; la mayor parte del texto es diálogo, a veces casi al nivel de un largo monólogo. Como es frecuente en Ellis, hay un abuso de la palabra malsonante y del crear personajes extremos, a veces casi paródicos, histriónicos. Del mismo modo que el argumento es bastante clásico, la forma de hilvanarlo también lo es. Narrado mayoritariamente desde el punto de vista del inspector, de vez en cuando lo intercala con capítulos narrados desde la óptica del Cazador, el asesino.


Toda esta estructura clásica quizás choca con la obra anterior de Ellis. Si en el género de superhéroes buscaba el giro inesperado y la reinterpretación, aquí sigue los tópicos sin alterarlos. El inspector es un veterano eficiente, asocial, de mediana edad y con cierta aura de fracasado. Sus colaboradores son científicos excéntricos y neuróticos. Sus jefes son autoritarios y obtusos, incapaces de ver las cosas tal y como el inspector –y el lector a través suyo– las ve; y se mueve en un mundo, una ciudad, corrupta, donde todos parecen estar metidos en algo por lo que se les puede presionar.

Aún así, Ellís si tiene muchos aciertos en este libro: logra crear una atmósfera de locura enrarecida, de violencia, por el simple método de dejar la radio de la policía puesta, y permitir que ésta nos vaya comentando los crímenes atroces que se van cometiendo en la ciudad sin que nadie parezca demasiado sorprendido por ello. Como uno de sus grandes temas, también toca el de la tecnología y su impacto en nuestro modo de vida actual, cómo ésta va avanzando y tenemos que adaptarnos. El Cazador, de hecho, nos lo narra como anclado en un mundo pasado, pre-tecnológico, de modo que su conflicto contra el inspector se puede leer como un enfrentamiento entre el Ritual, la superstición, y la Ciencia.

En resumen, es un libro entretenido, aunque quizás habría funcionado mejor como cómic que como novela. Los puntos que plantea sobre los avances de la tecnología aplicados a la seguridad y como afectará a la policía –el creciente poder de agencias de seguridad privadas mucho mejor equipadas– me parecen muy válidos. No empatizo demasiado con sus personajes, ni los rocambolescos protagonistas ni con el McGiver asesino, pero sí creo que sirven al objetivo de entretener y servir de vehículos de las ideas que Ellis quiere plantear. Creo que recomendaría este libro especialmente a los que –como yo– han disfrutado recientemente de True Detective, Fargo o los que suelen ver series del tipo de Bones o Numbers; series policíacas, algunas mejores que otras, de las que sigue la estela.
Información adicional

Crimen Literatura Novela

Ritual de muerte.
(Gun Machine).
Traducción de Mariano Antolín Rato.
Alianza Editorial, octubre de 2013.
408 páginas.
Disponible en ebook.
18 € (rústica con solapas), 11,99 € (electrónico).
Lectura independiente.

mayo 22, 2014y

18 de mayo de 2014

Reseña: «Green Manor: 16 encantadoras historietas criminales», de Denis Bodart & Fabien Vehlmann

No voy a mentir diciendo que cuando acudo a mi tienda de cómics de siempre voy con una idea preconcebida de lo que quiero ver y comprar. Normalmente dejo que mi "radar" me guíe hacia algo con lo que suelo acertar. Tampoco suelo prestar mucha atención a los autores –cosa que por cierto, no sólo me pasa con los cómics, sino que también me pasa con los libros y con algunos artículos de distintos medios de prensa–. Para mí siempre ha predominado la obra sobre el creador, por lo que seguramente pueda hablaros de centenares de títulos que me han encantado, pero si me preguntáis por quién la ha creado, se me quedará cara de tonta. Tampoco hago una gran labor de investigación de las cosas que me podrían interesar en cada momento, más que nada porque las visitas que hago a mi librería no suelen estar planeadas. Únicamente miro alguna que otra lista de novedades cuando estoy siguiendo una saga –ya sea película, cómic o libro–, para poder planificar su compra. Por esta razón reconozco que tengo un alto porcentaje de "sorpresa" cuando con este método, me encuentro con verdaderas joyas.

Éste ha sido el caso del cómic que Dibbuks publicó en el año 2011. Un integral titulado Green Manor: 16 encantadoras historietas criminales de mano del guionista Fabien Vehlmann y del –en este caso dibujante– Denis Bodart. Lo primero que me llamó la atención del cómic fue su aspecto. Da la impresión de ser un libro muy antiguo, de esos de finales del siglo XIX, con la portada en imitación de cuero y tela, un poco desgastado y con una especie de camafeo en el que aparece uno de los personajes del interior. El lomo tampoco estaba nada mal, ya que también tenía el aspecto avejentado y desgastado de la tapa y la contracubierta. Entre medias, una guía de lectura de tela –lo siento, pero son mi debilidad–, una gran cantidad de páginas de un gramaje de excelente calidad y un premio en forma de bocetos al final.


“Muchos de los casos son realmente impactantes”
La historia comienza en una viñeta a página completa en el que no nos encontraremos los márgenes de un cómic normal; se nos presenta a un señor que parece haberse bajado de un carruaje para ser recibido en la puerta por lo que tiene todos los visos de ser un guardia. Un título en el margen superior izquierdo de la primera viñeta de la siguiente página reza: "Londres. Hospital psiquiátrico de Bethlehem, 1899". Los fondos que englobarán a los personajes durante esta primera parte de la historia serán bastante interesantes, ya que mostrarán detalles precisos que nos hagan ambientarnos de forma perfecta con ese entorno tétrico y ceniciento que se suele relacionar con aquella época. El colorista –Scarlett (capítulos 1 a 11)– usará un tono sepia para indicarnos el inicio de esas dieciséis historias que podremos leer a partir de ese prólogo. Una forma de indicarnos que viajaremos atrás en el tiempo para conocer los acontecimientos que llevaron al señor Thomas Below a estar encerrado con una camisa de fuerza atada a la pared –o lo que podremos deducir que lo provocó, todo es posible–.

Una vez pasado este prólogo, podremos leer todas las historias que componen el volumen, cada una ambientada en un año distinto que nos mostrará una gran variedad de casos detectivescos. Por orden serán: "Un escalofrío de placer" (Octubre de 1879), "Postdata" (Agosto de 1882), "Modus Operandi" (16 de Julio de1882), "21 alabardas" (Marzo de 1893), "Sutter 1801" (Abril de 1872), "La balada del Doctor Thompson" (1878), "Juego de niños" (Marzo de 1871), "La marca de la bestia" (1885), "Últimas voluntades" (1876), "La sombra del centurión" (Julio de 1897), "Noche vudú" (Diciembre de 1870), "El final de la partida" (Junio de 1871), "La musiquita del crimen" (1867), "En la mente de William Blake" (Agosto de 1827), "Duelo en la cumbre" (Mayo de1859) y "El testamento" (1872).


Debo ser sincera reconociendo que no he leído mucha novela negra a lo largo de mi vida, me he centrado más en el género fantástico, pero doy fe de que muchos de los casos son realmente impactantes. No me refiero al hecho de que maten a tal o cual persona de una manera u otra, sino de mi total imposibilidad de descubrir al asesino o el modus operandi hasta que no he llegado al final de cada relato. Cada uno es original a su manera, lo que os hará sorprenderos un poquito más conforme avancéis la lectura. Además, otros coloristas aparte del que antes mencioné como Étienne Simon y el mismo Denis Bodart, le darán a cada escena el tono adecuado con el que poder interpretar a los personajes que se nos describen. El club Green Manor siempre tiene tonos cálidos; las escenas en los hogares y despachos de algunos protagonistas tienen una predominancia de verdes o amarillos –colores que se suelen asociar a la envidia o a otro tipo de emociones nada sanas–; las escenas nocturnas estarán cargadas de azules y aquellas en las que se nos explique alguna que otra conspiración o la preparación del crimen, pueden llegar a estar plasmadas mediante tonos cercanos al gris. Para explicar la ambientación del cómic, creo que lo mejor es que transcriba al texto de contracubierta que posee este integral:

         El crimen no es nada sin un mínimo de elegancia.
         A primera vista el muy selecto Club Green Manor se parece a cualquier otro club inglés. Sin embargo, detrás de sus espesas paredes, en sus mullidos sillones, se esconde la mayor pandilla de estafadores, canallas y asesinos que la Reina Victoria ha conocido jamás.

Como habréis podido comprobar con esta breve descripción, todos los crímenes estarán en muchas ocasiones perpetrados por miembros del club que consideran un reto superar a su predecesor llevando a cabo un crimen aún más espectacular y de mayor vileza. Todos ellos serán capaces de las mayores crueldades para salvaguardar su honor de caballeros que, como estudiosos de los crímenes de la época –y fans empedernidos de Sherlock Holmes, el personaje creado por Conan Doyle– podrían hacerles pasar a la historia de su club, siempre y cuando consigan salir indemnes. En definitiva, un cómic no recomendado para pequeñajos, pero que puede motivar el interés hacia un género como la novela negra a chavales que quizás no saben muy bien qué género elegir para comenzar una larga trayectoria como lectores, ya sea de novela o cómics. A los que ya tenéis cierta experiencia en estas cuestiones, pensad que no hay ningún cómic como éste que tenga ese dibujo, una encuadernación parecida, y únicamente por veinticuatro doblones; no me parece nada caro pensando en la gran cantidad de historias que tendremos para leer. Ah, y por cierto, se presta a una relectura para intentar utilizar la deducción lógica ahora que ya sabéis "las pistas" de cada caso. Así que os animo a que miréis si en vuestra librería más cercana aún lo tienen y a que simplemente le echéis un ojo. Seguramente os sorprenderéis, os acordaréis de lo que os he dicho y os lo llevaréis a casa. No tengo ninguna duda.
Información adicional

Crimen Cómic

Green Manor.
(Green Manor, intégrale tomes 1 à 3 : 16 Charmantes historiettes criminelles).
Traducción de Lorenzo Félix Dáz Buendía.
Dibbuks, col. "Aventúrate", abril de 2013.
160 páginas, color.
No disponible en ebook.
24 € (encuadernación holandesa).
Lectura independiente.

mayo 18, 2014y

23 de septiembre de 2012

Mátalos Suavemente – Andrew Dominik

Título original: Killim Them Softly.
Dirección: Andrew Dominik.
Guión: Andrew Dominik (guión), George V. Higgins (novela).
Producción: Plan B Entertainment, 1984 Private Defense Contractors, Annapurna Pictures, Chockstone Pictures, Inferno Entertainment.
Nacionalidad: Estados Unidos.
Duración: 97 min.
Estreno en España: 21 de septiembre, 2012.
Temática: Crimen, thriller.
Correlación: Independiente.



En los tiempos que corren es cada vez menos común encontrarse a alguien dispuesto a pagar por ver una película, más aún si tenemos en cuenta que con la reciente subida del IVA la broma nos puede salir muy cara –no digamos si la entrada va acompañada de palomitas, bebida y cena previa. Pues bien, yo lo he hecho. Y si me preguntáis si merece la pena o no, mi respuesta es que no estoy arrepentido. He visto cosas mucho peores pagando y a partir de ahí Mátalos suavemente me ha merecido la pena.

Lo que el director Andrew Dominik nos propone es una película con aires del buen cine de mafiosos y delincuentes de los noventa, pero con un punto más agresivo y un trasfondo político-reflexivo. El reclamo principal es el cabeza de cartel Brad Pitt, con quién ya trabajó en “El asesinato de Jesse James por el cobarde de Robert Ford” (2007), un western lento pero muy bien trabajado, en esa oleada de westerns modernos que nos llegaron hace unos años. 

Pues ya que estamos, hablemos de Pitt. El hecho que tarde más de veinte minutos en hacer su aparición al ritmo de la genial “The man comes around” de Johnny Cash, con esa pinta chulesca, gafas de sol y pelo engominado, solo consigue que nos preguntemos "¿cuándo sale, cuándo sale?". No es su mejor papel, ni mucho menos, pero me parece un grandísimo actor, con el mérito poco reconocido, y lo demuestra en muchos momentos del metraje. Interpreta al duro Jackie Cogan, un movedor de hilos y asignador de trabajitos. Su interpretación va de menos a más, pero eso sí, cuando ha de intervenir, se hace notar, y en una de las escenas concretamente aclarará con un ejemplo como se ha de “matar suavemente”.

Porque no me gustaría que os hicieseis una idea equivocada de esta película. Los que esperen entrar a la sala y ver acción trepidante, ostias y tiros sin parar, ya pueden hacer otros planes. O eso o leer atentamente para no caer en error. “Mátalos suavemente” es más bien una película de hablar y de planear, eso sí, en los momentos en que la acción ha de estar presente, que son muy puntuales, lo está. Y de qué manera, vaya. Digo esto porque no es una película aburrida ni mucho menos, además que solo dura 97 minutos. Quiero mencionar dos escenas, sin desvelar nada. La primera es el atraco a la timba de póker, algo que encontraréis en cualquier mínima reseña sobre el film. La tensión que se crea en esa escena es apabullante, y no por la acción, más bien por a ausencia de ella. Pero consigue que te entre un estado de nerviosismo que hace que la película en sí gane puntos. La otra escena a la que me refiero es una paliza, literalmente. Sé que ayuda el hecho de estar en una buena sala de cine, pero por momentos dudaba si los golpes los recibía el personaje o yo. La brutalidad es ejemplar. La crueldad también.


Cuando comienza la película uno puede tener la sensación de estar en otra de las historias de Guy Richie, con esos diálogos tan rápidos como poco elocuentes, esos personajes desdibujados, sucios y muchas veces asquerosos y algunas situaciones un tanto inverosímiles. Pero tranquilos, es solo una sensación, para bien o para mal el tono de la película luego cambia, volviéndose más pausada y densa. Aunque por momentos nos hace pensar en los grandes, no solo en Richie sino en los Coen, Tarantino o Scorsese. Otro tanto a favor.

Tal vez lo menos bueno sea el argumento, muy sencillo, poco trabajado, bastante lineal. Esta es una cinta de personajes muy bien tallados, potentes. El argumento en sí es algo secundario. Ondea todo el tiempo un trasfondo político, en el que el futuro de los Estados Unidos parece que se está decidiendo. Y quiero advertir que no me gustaría escuchar en las salar un “¿y ya está?”. Que una película acabe con una reflexión, o que deje lugar a que uno la haga, o que acabe con un final más o menos abierto, no quiere decir que sea mala. Esto no lo tiene claro mucha gente. Olvidemos los tópicos y pensemos si hemos disfrutado con lo demás o nos ha aportado algo. Si no es el caso, tenéis mi total aprobación para quejaros al final.

Del resto del reparto destaca Ray Liotta, un poco dejado ya de aspecto, pues los años no pasan en balde. Siento compasión por él, hablando del personaje puramente. Muy bien, Ray. Y por último pero no por ser menos importante quiero destacar el papel de James Gandolfini, o Tony Soprano, o como queráis llamarle. Magnífico. Representa a otro matón a sueldo pero con su propio estilo. Sus diálogos, o más bien monólogos, son dignos de escuchar, y su forma de hacer las cosas, también.

En definitiva, para aquellos que solo os interesan los números, le pongo un 7 sobre 10.

septiembre 23, 2012y

21 de septiembre de 2012

El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace – Christopher Nolan

Título original: The Dark Knight Rises.
Dirección: Christopher Nolan.
Guión: Jonathan Nolan (guión), Christopher Nolan (guión, historia), David S. Goyer (historia).
Producción: Warner Bros. Pictures, DC Entertainment, Legendary Pictures, Syncopy.
Nacionalidad: Estados Unidos, Reino Unido.
Duración: 165 min.
Estreno en España: 20 de julio, 2012.
Temática: Acción, crimen, thriller.
Correlación: Tercera y última entrega de la saga de "El Caballero Oscuro".

Para leer esta reseña os recomiendo escuchar mientras el tema Rise, de la banda sonora compuesta por Hans Zimmer para la película.


Han tenido que pasar cuatro largos años para que la última entrega de la trilogía de Christopher Nolan vea la luz en la gran pantalla. No obstante, mucho tiempo más ha pasado para nuestro héroe, Bruce Wayne (Christian Bale), quien tras asumir los cargos por la muerte de Harvey Dent ("Dos Caras"), decide colgar el traje del murciélago para que la ciudad de Gotham pueda dar unos cuantos pasos sola. Durante esos ocho años de voluntario exilio en la que se sume en el dolor por la pérdida de su amada Rachel Dawes –y en el que la ciudad parece poder combatir el crimen sin su ayuda con la dura imposición de la Ley Dent–, tendrá que enfrentarse a lo que ha supuesto abandonar su alter ego. Como un animal moribundo, ha permitido que todo por lo que luchó y por lo que peleó se desvanezca sin más, quedándose casi en la ruina y admitiendo a regañadientes que la ciudad podía valerse sin su justiciero más oscuro, apoyado indefectiblemente por su mayordomo, Alfred (Michael Cane).

Esta película, a diferencia de la anterior –El Caballero Oscuro–, no se basa en mostrarnos al valiente, fiero, tenaz y orgulloso personaje de Batman de siempre. Al contrario, lo que se nos muestra son las luchas internas que puede llegar a afectar a un hombre con una determinación como la de Bruce Wayne y que ha tenido que ver y experimentar tantas cosas como él. Se tiene que cuestionar el verdadero porqué de sus acciones luchando por quebrar la tristeza y la desidia que se han ido apoderando cada vez más de su persona y por lo tanto, de la imagen que él mismo tiene de su presencia en la ciudad de Gotham. No veremos a un justiciero desafiante y agresivo, sino a un Batman reticente, introspectivo, ciudadoso y casi temeroso, como si durante toda la película intentase comprobar hasta donde puede llegar sin destruir completamente todo en lo que ha creído hasta el momento.


Es en el instante en que una ladrona bastante peculiar entra en su casa –utilizando como tapadera un homenaje realizado al fallecido Dent–, cuando todo renace dentro de él. Lo que lo detona no es el hecho de que haya conseguido colarse sin ser vista y sin llamar la atención, sino la joya por la que ella se interesa. Un collar que centra todo el recuerdo que tiene del día en el que sus padres murieron y el momento en el que el murciélago empezó a vivir en su corazón: el collar de su madre. Esto, como prólogo a lo que después sucede con la aparición de Bane (Tom Hardy) en la ciudad y su forma de llevar al pueblo lo que él llama "la verdadera justicia", hace que nuestro aletargado Caballero Oscuro despierte de su catarsis. Aún más cuando se entere que nuestro actual villano fue entrenado por la Liga de las Sombras, dirigida por su primer enemigo: Ra's al Ghul.

Particularmente, considero que el villano presente en esta última entrega no le llega a la altura de las zapatillas al "Joker" interpretado por Heath Ledger, pero sí que es cierto que cumple su función a la perfección, haciendo que los espectadores estén con el corazón en vilo cada vez que aparece en la historia. No nos confundamos, quien intente ver en esta película una consecución de escenas de acción en la que todo salta por los aires, no lo va a encontrar. Creo que es una película destinada a los fans del justiciero, en el que se hace referencia a algo que no se había visto nunca antes: el hombre detrás de la máscara.

A lo largo de El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace se puede tener una perspectiva bastante interesante de las motivaciones que suelen sacudir a Batman, rotando por cada uno de los personajes, a cada cual más distinto. Con el comisario James Gordon (Gary Oldman) y el mismo Bruce Wayne veremos que en ocasiones para hacer el bien, hace falta hacer algo malo o moralmente dudoso, algo que salve el concepto de la bondad, lo luminoso y lo verdadero de la mácula que puede traer la maldad, sus dudas y sus traiciones. En el caso de Catwoman, sus motivaciones siempre han parecido ser algo arbitrarias. Desde la aparición en la gran pantalla de la maravillosa Michelle Pfeiffer, nunca antes se le habían atribuído a este personaje otras motivaciones que no fuesen simplemente su propia supervivencia y satisfacción personal. En la tercera entrega de la serie de Nolan, podremos comprobar cómo todo lo que hace será por buscar su propio camino dentro de un mundo injusto para aquellos que tienen poco para poder salir adelante.


También vemos a otros personajes como es el caso del agente Blake (Joseph Gordon-Levitt), que pese a haberse enfrentado a lo peor de las calles de Gotham como agente de policía, sigue confiando en que el bien siempre debe de engendrar al bien, con una visión nívea de lo que debe de ser un héroe, una esperanza para los que menos tienen. Para ser sinceros, uno de los personajes más interesantes que tiene la película y que nos da esa visión "de a pie", que en muchas ocasiones nadie se ha planteado. ¿Cómo verán los ciudadanos de Gotham a Batman? ¿Se dejarán llevar por las declaraciones de la policía y algunos periódicos sobre nuestro justiciero, o por el contrario tendrán su particular imagen al respecto? Estas preguntas, junto con la forma en la que el pueblo de Gotham es atacado por Bane y sus secuaces, son las causas por las que esta película para mí fue mejor y a la vez algo peor que la anterior. Tanto el pueblo de Gotham como el mismo Bruce Wayne son los protagonistas y no hay nadie especialmente carismático que atraiga la atención del espectador, a diferencia de la anterior entrega. 

Si lo que queréis es ver una película palomitera en la que no tengáis que darle vueltas al coco no lo vais a poder encontrar en la clausura de esta trilogía tan impactante. Sí, es cierto que Nolan tiene una forma peculiar de trabajar con los distintos tiempos muertos en sus historias, llegando a tener espacios bastante espesos –al igual que le ocurrió en Batman Begins–, pero considero que puede darle bastante realismo a la narración. Quizás lo que me falle más sea la actriz elegida para interpretar a Catwoman –Anne Hathaway– y que no tenga demasiada trascendencia dentro de la historia. Pensando que en los cómics Selina siempre ha estado presente en la vida de Bruce Wayne  y que continuamente ha sido ese punto intermedio entre el universo perturbado de los distintos villanos que habitan Gotham y nuestro justiciero oscuro, quizás sea algo que se haya quedado un poco colgado.


¿Lo mejor para mi gusto? El final. Impactante, sorprendente, inesperado, revelador y prometedor. Algo que, ayudado por la música de Hans Zimmer, ha llegado a hacerme remover en mi asiento del cine de forma nerviosa y me ha obligado a mantener la vista fija en cada escena y cada detalle. Creo que la aportación de Christopher Nolan al imaginario del héroe ha sido muy acertada, consiguiendo de una vez por todas que aquellos que no han tenido mucho contacto con las historias de este justiciero en otro lugar que no hayan sido las películas de Tim Burton y Roel Schumacher descubran al fin algo verdaderamente demoledor: las historias de Batman no son para críos. Es ese héroe que decidió poner fin a las injusticias que un corrupto e ineficaz sistema de justicia no podía combatir. Ese hombre, que decidió exigirse hasta lo indecible sin ser un mutante o un extraterrestre para salvaguardar tanto la dignidad de los habitantes de Gotham como la esperanza de que el bien siempre va a terminar brillando de forma salvaje a través de la oscuridad. Por fin, después de muchos años, a la gente que no conocía a esta figura de los cómics se les ha demostrado que Batman se convirtió en el primero de otros tantos vigilantes que vinieron después de él, así como lo que significa ser uno de ellos.

Si aún no la habéis visto no esperéis más. Raras veces enseña tanto una película sobre la naturaleza humana y si encima os lo pasáis bien, ¿qué más se puede pedir?

septiembre 21, 2012y

27 de junio de 2012

Reseña: «Una Bala en la Cabeza», de Alexis Nolent (Matz) y Colin Wilson

Título original: Du plomb dans la tête.
Nacionalidad: Francia.
Guión: Alexis Nolent (Matz).
Dibujo: Colin Wilson.
Color: Chris Blythe.
Edición: 176 págs, color. DeBolsillo, abril 2012.
Precio: 12,95 €.
Traducción: Rosa Alapont Calderaro.
Temática: Crimen, género negro.
Correlación: Independiente.


El género negro, criminal o de detectives ha tenido siempre una presencia constante en el mundo del cómic, tanto o más que en el terreno literario novelado (¿recordáis a Dick Tracy?). Los gángsteres han estado presentes en las viñetas desde que el cómic surgió como tal en las tiras de prensa, hasta tener sus propias obras independientes de compra directa en locales de prensa o librerías. Tanto es así que los thrillers basados en crímenes o investigaciones siguen a la orden del día, siendo uno de los principales géneros de consumo en materia de ficción alrededor de todo el globo. Una de esas obras es Una Bala en la Cabeza, un tomo que hace unos meses ha publicado la editorial DeBolsillo y que se corresponde con la edición original completa de Du plomb dans la tête : L'intégrale. Es decir, recoge los tres álbumes de que consta esta serie de BD que firman Matz (seudónimo de Alexis Nolent) al guión, Colin Wilson a los lápices y Chris Blythe al color.


El conjunto es un adictivo cóctel de acción protagonizada por criminales que bebe de algunas fuentes tan diversas como el cine de Quentin Tarantino. Puede que no tenga el peso de series más longevas como "100 Balas", en especial por su extensión, pero en conjunto sirve para manternenos enganchados a sus páginas durante un par de tardes. Un excelente dibujo de Colin Wilson (autor de las interesantes Invasión: Refugiados e Invasión: Rescates, marca "Star Wars"), que plasma a la perfección vehículos, personajes y lugares, pone imagen al revoltijo de personajes que de algún modo terminan cruzándose como en las mejores películas de género negro. Diálogos claros, concisos y con ritmo, sirven para ilustrar una trama que podría haber dado más de sí, especialmente en lo que concierne a la resolución de la misma, pero que igualmente deja un regusto satisfactorio.

Una pieza de entretenimiento que no marcará un antes y un después en el mundo del cómic, pero consigue ofrecer lo que promete: entretenimiento. Los personajes son los clásicos que tienen mucho que perder pero que van contra el sistema por algún motivo en concreto. En algunas de las escenas les vemos discutiendo o dialogando por temas absolutamente triviales como ocurre por ejemplo en Pulp Fiction (sustituid hamburguesas por zapatos), justo antes de cometer el asesinato que da origen a la historia de Una Bala en la Cabeza. A eso le añadimos un guión cinematográfico que te impulsa a seguir leyendo y tenemos un recomendable cómic de género negro al más puro estilo hard-boiled donde los puntos de vista del criminal y del detective se entremezclan, añadiendo su propio grano de arena a un género que siempre tiene algo nuevo que ofrecer, aunque apenas haya variaciones respecto a lo que estamos acostumbrados. Una Bala en la Cabeza ofrece más de lo mismo pero con un aspecto impecable y resultón.

junio 27, 2012y

25 de febrero de 2012

"J. Edgar", de Clint Eastwood


Título original: J. Edgar.
Dirección: Clint Eastwood.
Guión: Dustin Lance Black.
Producción: Imagine Entertainment, Malpaso Productions, Wintergreen Productions.
Duración: 137 min
.
Estreno en España: 27 de enero, 2012.
Temática: Histórica, biopic, drama.
Correlación: Independiente.


UNA DE LAS GRANDES OLVIDADAS en la 84ª edición de los Academy Awards (o los Óscar de 2012, que tendrá lugar mañana por la noche) es la última película del hombre multitarea Clint Eastwood, un biopic donde Leonardo DiCaprio interpreta al primer director del FBI (Federal Bureau of Investigation), John Edgar Hoover, tras dejar patente que la organización estaba corrupta hasta la médula. El actor, productor, guionista y músico (entre otras cosas) Clint Eastwood, nos regala un film donde la condición del ser humano es palpable en cada uno de sus actos, y tras los cuales se esconden personas, pese a todo.

febrero 25, 2012y

5 de diciembre de 2011

"Hijos de la Anarquía": Primera Temporada, de Kurt Sutter

Título original: Sons of Anarchy: First Season.

Fecha de estreno (USA): Septiembre de 2008.

Duración: 45 min. por episodio (585 min. la serie completa).

Temática: Crimen, drama.

Correlación: Independiente.


No sé si en alguna ocasión habéis oído historias rocambolescas sobre aquellos que conducen una Harley Davidson, y se lanzan a la carretera a vivir como "nómadas" buscando el viento y el ronroneo del motor. Hay quienes dicen que son personas corruptas, vinculadas normalmente a asuntos turbios, ya sea con la prostitución, las drogas, las armas, o todo lo que puede englobar el llamado "crimen organizado". Si eso es lo que estáis buscando, la serie Hijos de la Anarquía (Sons of Anarchy) habla precisamente de todo este tipo de cosas. Pero quiero aclararos que todo lo que se explica aquí no es una generalización acerca de los moteros y su estilo de vida.

diciembre 05, 2011y


 

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