"El leer y que te lean, eso es lo mejor que te puede ocurrir cuando dedicas horas de tu tiempo libre al día a mantener activo un espacio cultural"
Todos los años celebramos de alguna manera el aniversario de
La Espada en la Tinta, así que este no va a ser menos. Han pasado cuatro años desde que por vez primera se me ocurriera abrir una página en la que hablar de lecturas personales, de adquisiciones comiqueras y literarias, pero también en la que dar de vez en cuando salida a noticias que pudieran interesar al personal. Pero desde entonces, creo que
La Espada en la Tinta se ha ido convirtiendo en algo más, espero que para bien. No deja de ser un motivo de "orgullo y satisfacción", como diría cierto personaje, el que miles de lectores dejen de lado sus quehaceres diarios para dedicar aunque solo sea unos minutos de su tiempo libre para navegar por los contenidos de la página, puesto que es el propósito con el que en un primer momento se forjó este espacio, algo que en absoluto cambiará con el paso del tiempo. El leer y que te lean, eso es lo mejor que te puede ocurrir cuando dedicas horas de tu tiempo libre al día a mantener activo un espacio cultural sobre lo que sea: cómics, juegos de mesa, libros, videojuegos, cocina o
croché. Eso lo saben los que en algún momento de sus vidas deciden hacer algo parecido, saben lo que cuesta mantener día a día un lugar de reseñas, de noticias, de novedades editoriales, el mantener la correspondencia con autores, con editoriales que quieren compartir algo contigo, e incluso usuarios que te mandan información sobre tal o cual tema. Saben que pese a motivos laborales, compromisos familiares o de cualquier otra índole, siempre se intentan sacar fuerzas para llevar a cabo cualquier tipo de tarea, especialmente si es una que te apasiona, porque digo yo que así es, si no no se llevaría adelante.
Para hacer algo diferente a otros años en los que este mismo día, el 29 de abril, siempre dedico unas palabras para celebrar el aniversario de turno de la página, esta vez voy a lanzar unas pocas reflexiones sobre lo que ha supuesto llevar un espacio como La Espada en la Tinta, porque quiero compartirlo con vosotros y porque seguro que más de uno sabrá de lo que hablo.
Los lectores, el pilar fundamental sobre el que se sustenta cualquier iniciativa
Un espacio destinado a hablar de libros –como de cualquier otro tema– no puede sobrevivir sin lectores. Porque los lectores que visitan día a día un lugar concreto de la red están apoyando, quizá sin haberlo pensado detenidamente, el lugar que visitan. Eso queda indudablemente reflejado en las estadísticas de la página, de eso se encargan los buscadores, los lugares de estadísticas, los programas o cualquier otro remoto registro del que seguramente ni hayamos oído hablar.
Una buena cantidad de visitantes consigue no solo animarte a seguir escribiendo, sino que además propongas ideas nuevas, busques el apoyo de más editoriales, te salgan mejores reseñas, mejores noticias, escales paredes e incluso te descubras de pronto que tienes poderes de la Fuerza. Por eso
los visitantes son el factor mediante el que se nutre cualquier página de internet. No es tan diferente de cualquier revista o periódico impreso de las que se compran en los kioscos, dado que aunque a esto último le mueve un movimiento económico, éste se ve reflejado ineludiblemente en unas estadísticas de lectores, porque a mayor cantidad de los mismos, mayor cantidad de ingresos,
ergo mayor permanencia en el mundo editorial.
Con una base de lectores sólida pasa lo mismo en internet, porque lo que mueve un espacio como La Espada en la Tinta –y hablamos aquí de cualquier sitio que comparta características– es la confianza que se depositan en las reseñas, en los contenidos exclusivos o en las noticias, donde sabéis que siempre encontraréis las últimas novedades referentes a la literatura fantástica, por eso los que escribimos en la página nos esforzamos en el día a día para que así sea, independientemente de nuestros quehaceres diarios como trabajos, responsabilidades familiares, pagos de facturas en bancos, enfermedades, estados de ánimo o lo que sea.
Tengo que reconocer que
siempre he esperado una mayor participación en cada una de las entradas –sean reseñas, noticias o novedades–, con usuarios que quieran aportar su punto de vista al texto en cuestión, pero aunque hay muchos usuarios que no dejar pasar la oportunidad de dejar unas palabras en forma de mensaje, sé que otros prefieren no decir nada aunque apoyan los contenidos de la página. El hecho de compartir los contenidos en las diferentes
redes sociales es otro de los valores activos con lo que cuenta cualquier sitio de internet, no por nada
gracias a todo ello La Espada en la Tinta está entre las páginas más influyentes de literatura en el ranking de eBuzzing –anteriormente conocido como Wikio–, de hecho en el momento de esta entrada se sitúa en el noveno puesto.
En resumen, si los contenidos de un sitio no se apoyan, bien escribiendo en las entradas, hablando sobre ello en los diferentes foros de internet o compartiendo lo que sea en las redes sociales o mediante cualquier otro método que el lector considera oportuno –con el boca a boca, por ejemplo, que es tremendamente útil allá donde lo véis–, cada vez que algo de eso no ocurre, un orco se pasa al bando de Sauron. Afortunadamente, aunque la cantidad de comentarios creo que es bastante baja, las estadísticas son generosas y han superado mis expectativas en todos los aspectos. Gracias, por supuesto, a todos los lectores de La Espada en la Tinta.
Las editoriales colaboradoras, el segundo pilar sobre el que apoyarse en caso de necesidad
En el anterior capítulo comentábamos la necesidad de que los lectores aplaudan cualquier iniciativa en internet. Bien, el tema de las editoriales colaboradoras no es harina de otro costal, aunque debe tratarse de un modo diferente. Si bien el tema de las páginas en internet, blogs o lo que sea, no es tan antiguo como podamos creer en este país, cuando una editorial deposita su confianza en una actividad como la que desarrollamos por estos lares, no deja de aportar una granito de arena a tu orgullo personal, porque has conseguido que colabore contigo. Sí, ese ente superior que publica libros que ves pulcramente ordenados en centros comerciales o en librerías, donde al final te das cuenta que trabajan seres humanos con sus responsabilidades, sus problemas o cualquier otro motivo que te haga empatizar con ellos.
La gran suerte de que podamos contar con tantas
editoriales colaboradoras, actualmente más de sesenta, es que todas ellas confían en la calidad de contenidos de
La Espada en la Tinta, lo que se traduce en un apoyo prácticamente económico, porque todos sois conscientes de la cantidad de publicaciones –estamos hablando de cientos– de temáticas diversas que a cualquier aficionado le interesan, porque ese ánimo completista hace que quiera tener absolutamente TODO en su estantería. La hipoteca debería estar que echa humo en el caso de que un ser normal, que lee sus cosas, se interesa por otras, pueda pagarse todas las publicaciones que quiera incorporar a su fondo cultural. Es por eso que las editoriales, cuando te dedicas a mantener activa una página de reseñas, decidan hacerte llegar los ejemplares que solicitas a cambio de hablar sobre ellos mediante una reseña del título en cuestión. Es
una especie de simbiosis, de esa forma se mantiene esa balanza que últimamente resulta tan precaria, a la que contribuyen absolutamente TODOS los sitios especializados en internet, compañeros todos ellos de letras, que hacen que ciertos títulos se vendan más, dedicando únicamente unas palabras o bien un elogioso artículo sobre un libro cualquiera, haciendo que el lector acuda a dicha reseña para añadir dicho título a la lista de la compra, que será saciada en su próxima visita a la librería más cercana –o lejana, porque a muchos nos gusta ese rollo de la
quest o viaje hacia sitios más exóticos y lejanos, como si así tuviera más valor, o que sencillamente el viaje es para ir a nuestro sitio preferido–.
¿Por qué hablar de las editoriales? Creo que ha quedado claro que sin su labor colaborativa sería mucho más difícil mantener un sitio en la red dedicado a reseñas literarias, novedades y noticias, más que nada porque si te resulta imposible por razones económicas hacerte con algunos títulos, es imposible que hables de ellos con un mínimo de base. También es cierto que algunas editoriales no ponen nada fácil la cosa, pudiendo esperar años una respuesta del encargado de prensa, editor o quien sea la persona responsable de la comunicación con los medios. Sí, habéis oído bien, en algún que otro caso –desgraciadamente son más de dos– los que directamente prefieren ignorar tus preguntas, tus propuestas o los enlaces de tus reseñas que desinteresadamente les haces llegar, lo que se traduce en una falta de total de interés y empatía hacia el trabajo que desarrollas, porque esto es como un trabajo, en el que no te pagan, es verdad, pero un trabajo al fin y al cabo.
Es cierto que ninguno de los redactores de La Espada en la Tinta –¡al menos que yo sepa!– somos periodistas, pero intentamos ser lo más objetivos y claros posibles en las reseñas, además de que a todos nos une la misma pasión: el afán de la lectura y las letras. Por eso la confianza de los lectores y las editoriales es lo máximo a lo que se puede aspirar. Por eso no importa que muchas editoriales directamente pasen de lo que tengas que ofrecer aunque te hagas eco regularmente de sus novedades mensuales –ya lo haces sin esperar nada a cambio, ¿qué mas da?–, incluso pese a que en bastantes más ocasiones de las deseadas les veas compartir reseñas o artículos idénticos al tuyo en sus perfiles de internet, blogs o página editorial, cuando tú mismo les hiciste llegar una reseña publicada mucho tiempo antes, que en ocasiones puede llegar a tener menor calidad, pero proviene de un sitio con mayor cantidad de lectores, etc.
Afortunadamente, el mundo editorial está plagado de gente responsable, de personas que se interesan por tu trabajo y de cantidad de iniciativas que quieren compartir contigo, porque saben que lo que escribes, sea noticia o reseña, gusta a la gente y quieren ir más allá, cediendo ejemplares para sortear entre todos los lectores cuando les haces una petición, te añaden a su lista de medios de prensa, llamándote por teléfono para tener un trato más personal, proponiéndote actividades interesantes, pasando información en exclusiva que sólo tú podrás anunciar entre tus lectores –previa petición, claro, hay cosas que no se dan de motu propio, quiero aclarar–, y un largo etcétera. Gracias a que la cantidad de editoriales voluntariosas es mucho mayor que las que no lo son en exceso, y pese a las dificultades que en ocasiones puede acarrear ciertas actividades, la experiencia ha sido, y es, tremendamente positiva, por lo que quiero agradecer una vez más la confianza que depositan todas ellas en los medios de prensa.
En el fondo todo está relacionado
La simbiosis, o la pescadilla que se muerde la cola, la rueda que no deja de girar... le podemos llamar de mil formas a la relación entre lectores diarios, compartir contenidos, el boca a boca... Gracias a una buena base de lectores, las editoriales acceden a compartir ejemplares para sortear entre los seguidores, a hacer llegar ejemplares de prensa para elaborar reseñas que esos mismos lectores encontrarán adecuadas e interesantes, y un largo etcétera. Una masa sólida, compacta, donde todos los ingredientes están relacionados entre sí y no pueden existir los unos sin los otros.
Los colaboradores de
La Espada en la Tinta, creía que no tendría que decirlo por su obviedad, además de editoriales, es un grupo reducido de personas que, pese a sus problemas diarios de falta de tiempo –
cada redactor invierte el tiempo a medida de sus posibilidades– o lo que sea, también aportan su propia iniciativa a la hora de resaltar contenidos, elaborar opiniones sobre libros o cómics, con tal de que el espacio crezca en su variedad, porque cuantas veces no habréis leído una reseña con más atención dependiendo del que la escribe, algo perfectamente normal si tenemos en cuenta que los gustos en común con esa persona serán diferentes en comparación con los de cualquier otra. ¡En la variedad está el gusto!
Los puntos negros también existen, como en cualquier comunidad de redactores, por eso no es una excepción en nuestro reducido grupo de trabajo. Lo idílico no sirve absolutamente para nada, tan sólo para que te des de bruces y no sepas qué hacer en determinados casos. Efectivamente, desde el hecho de que algún que otro futuro redactor, conocido personal incluso, se haya comprometido a redactar una reseñas previo envío de libros, y que este haya desaparecido de la faz de la tierra pese a tus intentos de contactar con él –no, no hablo de nadie que haya escrito siquiera un párrafo en la página, por si algún redactor se siente identificado, ¡ni mucho menos!–, sabiendo de antemano que no ha muerto, que sigue vivo porque uno no es tonto, hasta plagios de reseñas o novedades en otras páginas de internet que comparten temática, algo de no muy buen gusto que se ha repetido en muchas ocasiones pero que gracias al buen criterio de las personas encargadas, se ha resuelto sin mayores complicaciones y tan amigos –algo habrás hecho bien si te escogen como imitación–. Todas esas cosas sirven para darle sabor a la experiencia, te vale para que en un futuro te pares a pensar y comentes: "¿te acuerdas de cuando fulanito hizo tal cosa?".
Las conclusiones finales
Tras todo este tochaco con el que, he de decir, me he quedado bastante a gusto, no me quedaría sino reincidir una y otra vez en lo que ya he dicho: que los lectores, los amigos que colaboran y las editoriales colaboradoras son los ladrillos de la casa, el trigo del pan, las páginas del libro, el entintador de un cómic, los actores de una telenovela, y así hasta mil metáforas inacabables e igualmente innecesarias. Han sido cuatro años que se han pasado volando, con ganas de seguir escribiendo, colaborando con editoriales, elaborando artículos sobre libros, administrando el sitio y seguir conociendo a autores , editores y gente relacionada con el mundillo, con los que tras el día a día y de coincidir en firmas de libros o cualquier otro evento, te granjeas un aire de amistad casual, de camaradería y gusto por los libros, que sienta bien. Por otra parte, cuando llegas a casa o esperas la llamada de un mensajero, y sabes que te espera el ansiado ejemplar de un libro que sabes que te ha llegado antes que a nadie –seguramente al mismo tiempo que a otros encargados de medios–, para poder sumergirte en su lectura, pero no sin antes admirar la ilustración de portada, la solidez de sus tapas o encuadernación, no tiene precio. Pequeños –o grandes– placeres que los que gustan de los libros, de la labor editorial del día a día, saben apreciar. Solo me queda añadir que gracias a todos por hacer posible un año más. ¡Hasta el quinto aniversario!
