Es maravillosa la manera que tiene Brandon Sanderson de desarrollar los mundos que inventa, sus sistemas mágicos, la calidez de sus personajes y el sentimiento de camaradería que desprenden. Leí su primer libro, Elantris, allá por 2008 y fue un flechazo literario en toda regla. La edición de Nova que tengo –la de 2006, que ahora mismo se encuentra descatalogada– está entre mis incunables y ni se toca, se presta o sale de mis estanterías bajo pena de enfrentarse al mismísimo Balrog de Moria. Digo todo esto por dos razones: la primera, soy incapaz de ser objetiva con un autor como Sanderson; la segunda es que aunque todos sus libros me encantan, ninguno consigue alcanzar la pole position que ocupa Elantris en mi corazón lector. Hasta ahora. Lo que leéis: The Rithmatist, una novela especialmente recomendada a partir de los doce años con la que Sanderson inicia una nueva serie juvenil, me ha robado el corazón.
Con una interpretación libre de la sinopsis americana voy a contaros un poco de que va: El joven estudiante Joel está fascinado por la magia de los rithmáticos (rithmatists) pero solo unos pocos poseen el don y él no es uno de ellos. Sin que esto le desanime, Joel convence al profesor Fitch para que le enseñe esta peculiar magia geométrica. Aunque Joel no puede imbuir de poder las líneas y círculos protectores o dotar de vida a las criaturas de tiza que dibuja (chalkings), sí que entiende, mejor incluso que los propios estudiantes rithmáticos, cómo funciona el proceso. Sin embargo, su verdadero reto comienza cuando alguien comienza a secuestrar a los mejores alumnos rithmáticos de la Academia Armedius. Aunque parece que por su condición no rithmática, Joel está a salvo, en realidad está impaciente por investigar y probar su valía ante el profesorado y alumnos de Armedius. Sin embargo, cuando la gente empieza a morir, ¿será Joel capaz de detener al asesino? Joel necesitará la ayuda de una aprendiz rithmática, Melody. Juntos emprenderán una carrera contrarreloj para resolver el misterio y tendrán que hacerlo antes de que el asesino se dé cuenta de su presencia y les elimine a ellos también.
Imagino que el editor de Sanderson se preguntará qué es lo que desayuna este hombre para sacarse de la chistera una novela juvenil que está muy lejos de lo que demanda el mercado actual, ligeramente romántica, con toques steampunk, ucrónica, con un sistema mágico consistente en un «pinta y colorea con tizas» figuras que siguen las leyes matemáticas básicas de la geometría euclidiana –ya sabéis, esas arcanas fórmulas matemáticas del radio, el diámetro y las circunferencias que en el colegio nos hacían sudar tinta con el compás, la regla y los transportadores–. Pero claro, Sanderson es mucho Sanderson y es capaz de darte una historia fantástica de la idea más peregrina, así de pro es este hombre.
¿Qué me ha gustado? Hasta el último punto y aparte: todo, todo y todo. Los personajes, argumento, ambientación, diálogos e ilustraciones, un libro sin desperdicio alguno.
Empezando por los personajes principales, Joel y Melody, estos tienen un rol muy definido –aunque no llega a ser sexista–, coherente y bien perfilado, aunque no alcanzan ese nivel de maestría al que nos tiene acostumbrados Sanderson, supongo que porque nos movemos en el terreno juvenil y ha aligerado la creación de personajes. Aún así, son superiores a los protagonistas que encontramos hoy en día campando por las secciones juveniles y me han gustado muchísimo. Joel y Melody, ambos a su manera, tienen problemas de integración en el instituto y necesitan que les echen un cable. Joel porque es un estudiante no rithmático que ha tenido la increíble oportunidad de estudiar en un colegio muy elitista, pero al que su humilde origen no le permite codearse en igualdad de condiciones con los demás estudiantes. Melody justo por todo lo contrario: ella es la hija más pequeña de una familia de rancio abolengo con un largo linaje rithmático a sus espaldas que se ve incapaz de cumplir con las elevadas expectativas de su familia haciendo algo que no desea, que es ser rithmática. Sanderson, sabiendo muy bien a qué franja lectora dirige el libro, ha creado dos protagonistas muy empáticos con los que el lector adolescente se va a identificar y cuyos diálogos son la chispa del libro, dejándote con una sonrisa en los labios. Todo políticamente muy correcto, sin violencia gratuita y la poca que aparece está en un inocente segundo plano, con lenguaje adecuado y con adolescentes que se comportan como tales, que aunque tienen iniciativa y son valientes, recurren a los adultos cuando los problemas les superan, equivocándose y acertando, y donde se hace especial hincapié en valores como el compañerismo, el tesón, la voluntad y el trabajo duro para conseguir cumplir sus sueños.
También voy a romper una lanza a favor de los protagonistas adultos porque son lo suficientemente interesantes para que a un lector juvenil también le importe su historia. Y como plus, no son idiotas. No sé donde estará escrito que los adultos de los libros juveniles tienen que ser tontos, pero parece un canon a seguir, y Sanderson no lo hace. ¡Bien por él!
La ambientación ucrónica con toques steampunk también me ha gustado mucho, aunque Sanderson podría haber sacado mucho más jugo al mundo creado. No sé si se debe a que es una novela juvenil y no ha querido apabullar con detalles o si es simplemente porque es el primer libro de la serie y quiere dejarse algunos ases en la manga para seguir desarrollándolos. El caso es que a mí se me ha quedado muy corto. En referencia al mundo creado, me ha llamado la atención esos Estados Unidos de América disgregados como si fueran islas y conectados por trenes de vapor, cada estado con su internado rithmático y sus duelos mágicos. Y aunque alargada es la sombra de Harry Potter, Sanderson dota de suficiente originalidad a sus mundos como para pasar el examen con nota. El autor se inventa un internado donde se imparten materias basadas en un sistema mágico geométrico y lógico, ilustrándolo e iniciando cada capítulo con una pequeña clase magistral rithmática –yo quiero ser rithmática–. Además, si habéis leído más libros de Sanderson, sabréis que la religión y la política son también marca de la casa, aunque aquí, dado el tono juvenil de la novela, apenas veremos unas pinceladas aunque sí muchas preguntas sin respuesta. Vuelvo a la pregunta del principio: ¿deliberado o no? Los siguientes libros nos lo dirán.
En cuanto a la edición de The Rithmatist, trae un mapa e ilustraciones de Ben McSweeney tanto de las estrategias rithmáticas como de los Chalkings, así que no tiene desperdicio. ¿A qué estáis esperando? Yo os animo a leerla sí o sí. Tenéis que tener en cuenta que es un libro juvenil así que el vocabulario y las estructuras gramaticales no son para tirarse de los pelos. Si tenéis un nivel intermedio de inglés os animo a que os lancéis de cabeza. No os arrepentiréis. Si preferís esperaros a que salga en español, también, porque Ediciones B lo publicará en un futuro no muy lejano (y más tras el paso de Sanderson por el Celsius). Lo que me da un poco de miedo es que no se publique con las ilustraciones o que lo enfoquen a un público adulto, porque seamos claros, y perdonad que parezca una pesada con el tema, pero es que luego no quiero disgustos: The Rithmatist es una novela juvenil de las de toda la vida. Si sois unos fanáticos de Sanderson y esperáis una novela adulta con el peso de “Nacidos de la Bruma”, Elantris o El Camino de los Reyes, mejor que le regaléis el libro a vuestros hijos o sobrinos: os garantizo su amor eterno por ello. Si lo que queréis es disfrutar como enanos de una novela juvenil original y con el habitual estilo de Sanderson, id a por ella ipso facto. ¡No os arrepentiréis!
Actualizado 11 de enero de 2015: La novela ha salido finalmente en español, y las únicas diferencias respecto a la edición inglesa se corresponden con la edición física. Ediciones B ha publicado el libro con una portada diferente, pero ha respetado las ilustraciones interiores, sin desvirtuar las sensaciones que produce en el lector.