12 de junio de 2019

Howard P. Lovecraft es ‘El escritor de las tinieblas’ de Alex Nikolavitch y Gervasio Benítez


El excéntrico maestro del horror de Providence, a día de hoy y pese a conocerse los detalles de su vida, gracias sobre todo a L. Sprague de Camp en Lovecraft. Una biografía (Valdemar, 2002), es un escritor que no deja de generar misterio. Quizá se debe a lo extraño y extraordinario de su ya antológica bibliografía. A su talento como escritor de la mítica Weird Tales debemos historias como La llamada de Cthulhu —al que debemos en parte la aparición del juego de rol homónimo en 1981 de la mano de Chaosium—, En las montañas de la locura o El horror de Dunwich, entre otros.

Da igual las historias que leamos sobre él —sus hábitos de escritura, su patente racismo, sus dificultades a la hora de encontrar trabajo—, siempre habrá formas de contar su biografía, aunque sea de forma breve y concisa como lo hace Howard P. Lovecraft. El escritor de las tinieblas. Estamos ante un cómic escrito por Alex Nikolavitch —seudónimo del guionista galo Alexis Racunica— que explora la vida del escritor de Providence, no desde su infancia o juventud —Lovecraft murió en realidad joven, con tan solo 47 años—, sino cuando ya es uno de los escritores en plantilla de Weird Tales, y como se sabe, la vida del autor de relatos, sobre todo de fantasía o ciencia ficción, era bastante dura ya que era frecuente no recibir el pago por un relato ya entregado y publicado, o si no que se lo digan a Robert E. Howard. Lo que hace Nikolavitch es ofrecernos una selección de la vida del escritor salpicada aquí y allá con referencias a algunas de sus obras —pinceladas breves, ya que se trata de Lovecraft, no sobre las obras de Lovecraft—, y en especial de sus manías, costumbres y amistades.


En efecto, El escritor de las tinieblas sirve como anticipo a una exploración más extensa de la carrera literaria y personal de Lovecraft, y la idea de Nikolavitch parece ser la de despertar el gusanillo en los más jóvenes, al mismo tiempo que, en general, da un conciso repaso por quién es Lovecraft, para que los que han leído algunas o todas de sus obras —en este último caso ya no habrá nada que decir— lo relacionen con la persona que las ha escrito.

Es un relato pausado pero sin altibajos, este El escritor de las tinieblas. Aquí no vamos a encontrar escenas de acción ni tramas complejas o misterios arcanos —no en el estilo de El Libro de Lovecraft (1985) de Richard A. Lupoff o Los nombres muertos (2013) de Jesús Cañadas—, sino una trama sosegada perturbada en ocasiones por el genio del escritor y endulzada con conversaciones bajo la soleada calidez del sol una tarde en Providence o a la luz artificial de un local de autoservicio en la bullente y ruidosa Nueva York.


Howard P. Lovecraft. El escritor de las tinieblas

Howard P. Lovecraft: Celui qui écrivait dans les ténèbres, 2018. Alex Nikolavitch y Gervasio Benítez. Traducción de Juan García Muñoz. Oberon, 2019, 112 págs. Tapa dura, 16,95 €.
En cuanto al arte de El escritor de las tinieblas, Gervasio Benítez recrea de forma eficiente con sus lápices no solamente la figura del escritor protagonista de este pequeño biopic y sus amigos de carrera literaria, sino los claroscuros y luces de los paisajes que ofrecen las viñetas del libro. El apartado gráfico es relajado, con unos colores —a cargo de Carlos Aón y Lara Lee, y los tres juntos componen el estudio argentino Haus— a tono con el guion que ofrecen una sensación de paz la mayoría de las veces, con una cantidad decente de detalles, los justos como para que las viñeta no pasen ante nuestros ojos sin detenernos siquiera un momento en ellas.

El escritor de las tinieblas es un buen cómic que bajo una clara calma argumental da una perspectiva amable, pero real, del escritor que fue Lovecraft, incluso podemos llegar incluso a sentir empatía y tristeza por su carrera literaria y personal, posiblemente el mayor logro del cómic. En el lado negativo, se trata de una historia demasiado corta —apenas dura cien páginas—, que produce al final la sensación de que se podría haber incidido mucho más en la obra y vida del autor, no solo dar pinceladas breves que te incita a saber más, algo que se podría haberse resuelto con cincuenta páginas extra y, pese a quedar como una contradicción, parece otro de los efectos buscados del cómic. Pero, aun tratándose de un cómic más bien dirigido al público joven, cualquier persona que quiera desarrollar su interés por la obra de Lovecraft o su bibliografía al final les sabrá a poco. Con todo, El escritor de las tinieblas es una lectura amena que da justo lo que promete, que deja un buen poso en el lector y le hace querer indagar más en la figura de Lovecraft, quizá en su círculo literario y en esa época de espada y brujería, horrores innombrables y dioses primigenios de la Weird Tales.

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