30 de julio de 2012

Reseña: «Clorofilia», de Andrei Rubanov

Título original: Chlorophilia.
Edición: 352 págs. Minotauro, febrero 2012.
Precio: 19 €.
Disponible en ebook: Sí.
Traducción: Esther Gómez Parro.
Temática: Distopía, ciencia-ficción, fantasía.
Correlación: Independiente.



¿Qué os pasaría por la cabeza si un día, como cualquier otro, os despertárais y al asomaros por vuestra ventana viérais un tallo de más de veinte metros de altura y seis de ancho elevándose hacia el cielo tapándoos el sol? Supongo que alguna que otra exclamación ahogada con su consiguiente taco sería lo más posible. Esto es precisamente lo que le pasó a millones de rusos en Clorofilia, la novela de Andrei Rubanov, el único autor del mundo que ha tenido tres nominaciones simultáneas para el "National Bestseller".

Clorofilia nos muestra una distopía situada en el siglo XXII, donde el planeta Tierra se ha vuelto loco destrozando mediante terremotos, tsunamis, erupciones e inundaciones, algunas de las ciudades más importantes del globo. En esta suerte de catástrofes, la ciudad de Moscú no se vio destruida de la noche a la mañana, pero sí que vio cómo inmensos tallos se alzaban hacia el cielo tapando la luz del sol a millones de personas. Al principio intentaron cortarlos, pero pese a que se tiraban horas intentándolo, en cuanto caían al suelo otro tallo comenzaba a brotar justo donde había sido cortado el anterior. Se llegaron a crear máquinas especialmente dedicadas a talar constantemente sobre un mismo lugar para impedir que el tallo se reprodujese. Sin embargo, como si tuviese conciencia propia, la planta únicamente se movía dos o tres metros al lado de la máquina haciendo que esta resultase totalmente inútil y volviendo a crecer de la misma forma que el tallo cortado.


Debido a esto, la sociedad moscovita comenzó a destruir las antiguas casas, en las que predominaba la horizontalidad (pese a que los tallos parecían haber esquivado voluntariamente las aceras, casas y asfaltos y habían crecido únicamente donde había tierra descubierta), para comenzar a erigir enormes rascacielos que trataban de ganarle altura a los tallos. No obstante, para que una población como la rusa pudiera mantenerse, con la mitad del planeta destruido, se dieron cuenta de que no eran capaces de cosechar nada en los pocos rincones en los que no había tallos. Entre otras cosas, porque el sol no llegaba a las zonas más bajas y por lo tanto, no podía crecer ningún ser vivo bajo ellos. Es entonces cuando los chinos llegaron con una propuesta muy interesante: si los rusos les cedían una parte de su territorio, se comprometerían a cosechar todos los alimentos que hiciesen falta y le pagarían a cada ciudadano un sueldo con el que poder dedicarse a disfrutar de la vida.

Ahora será cuando los ciudadanos de Moscú habiten en un mundo en el que los chinos les han dejado bien claro que "no deben nada a nadie". El ciudadano moscovita de a pie no tiene porqué trabajar. Si lo hace, es porque quiere entretenerse o bien enriquecerse, ya que el gobierno chino se encarga de pagar a todos los ciudadanos una cantidad de dinero suficiente como para no tener ninguna carencia. Creando también un programa llamado "Vecinos", al más puro estilo "Gran Hermano" pero con una magnitud impensable -las cámaras se instalan en las casas particulares de aquellos que lo solicitan-, la sociedad moscovita está sumida en la autocomplacencia y en la vanidad.

La población se divide en tres grupos importantes, normalmente cortados por el patrón de la altura en la que se ubique su vivienda. Los pálidos, quienes viven en los pisos intermedios, normalmente enclenques, pobres y muy pajizos debido a la ausencia de sol, los herbívoros, aquellos desaliñados y sin recursos que viven en las plantas bajas de los rascacielos y que se alimentan de esos enormes tallos, y los antropófagos, aquellos miembros de la sociedad más ricos, consumidores de carne repleta de grasa, agua "Baika Bouble Premium" y los cuales, pese a consumir destilaciones muy caras de tallos, desprecian a los herbívoros por su pobreza y por comer esa hierba de forma abierta.

Tras el escándalo sucedido en el programa de televisión "Vecinos" -en el que un padre matará a sus hijos, a su mujer y a la abuela en directo (haciendo que el programa y todos los adheridos a él caigan en desgracia), junto con las destilaciones de diversa calidad de los tallos que hacen que los que las consumen no necesiten comer nada, sumado a la desaparición de bastantes ciudadanos al año y alguno que otro de gran renombre sin dejar rastro, podremos adentrarnos en una historia muy interesante, en la que no sabremos qué está ocurriendo casi hasta el final del libro. Una novela bastante original, en la que nuestro protagonista, Savely Gertz, director de la revista "Lo Más", irá descubriendo todo aquello que su posición privilegiada en las alturas de los rascacielos de Moscú le impedía ver. Lo considero una mezcla entre una novela de espías, novela negra y algo de la ciencia ficción más pura y dura. Es cierto que la forma en la que está escrita (o traducida, no lo sé porque no sé ruso...), puede ser un poco árida para aquellos que tengan cansancio acumulado de lecturas más densas o que no tengan demasiado hábito lector, pero creo que no os decepcionará una historia tan novedosa como esta.

Una novela entretenida, no demasiado extensa, donde podréis tener contacto con una cultura como la rusa, de la cual no se suele hablar en nuestro país salvo de mano de autores como Sergei Lukianenko y sus libros de Los Guardianes de la Noche y Los Guardianes del Día. Salvando diferencias, pensando que estos libros son de un género más fantástico y que Clorofilia es ciencia ficción, considero que es bueno que empecemos a leer cosas de autores que provienen de lugares como éstos. La literatura no debería nutrirse únicamente de autores americanos, ¿no creéis?

4 comentarios:

  1. Tengo ganas de leerlo desde hace tiempo, la portada me llamó la atención desde que la vi =)

    Besotes

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  2. Desde luego, original y novedoso parece el libro. Me lo anoto para buscarlo, porque tiene una pinta muy interesante!

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  3. Me ha parecido muy curioso el argumento. Opino lo mismo que Eilonwy, tiene muy buena pinta. Además, la portada llama la atención; me gusta :)

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  4. Yo le echaré un vistazo porque la ambientación me llamaba desde un primer momento, y la verdad es que la literatura fantástica de origen ruso suele ser bastante original y llamativa, hacen especial hincapié en ese aspecto, sobre todo a la hora de reinventar temáticas, como los libros de Max Frei o los de Los Guardianes de la Noche.

    A ver si lo leo un día de estos.

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